El amor de Lina Morgan
La actriz estrena 'Celeste... no es un color' su ¨²ltima comedia musical
El alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, fue interrogado hace muy pocas semanas como sigue: "Si Lina Morgan se mete a monja, ?qu¨¦ pasar¨¢ con el teatro de La Latina". Respuesta: "Que el teatro se convertir¨¢ en el mejor convento de Madrid. Pues Lina Morgan no lo ha dudado y respondi¨® el jueves con el estreno de Celeste... no es un color, original de Roberto Romeo, m¨²sica de Gregorio Garc¨ªa Segura, direcci¨®n de V¨ªctor A. Cadena.Y Lina Morgan en los cielos, en la tierra, en trance, otra vez en los cielos, etc¨¦tera. Y para que se desternillen hasta las patas de las butacas de su teatro / Latina / catedral, en un instante de iluminaci¨®n desde la tierra Lina Morgan le habl¨® a la voz (?la Virgen?) como si una ni?a fuera (que lo es): "Pero, bueno, yo cre¨ª que eso s¨®lo le pasaba a las pastoras". Pues no, tambi¨¦n a ella se le aparecen v¨ªrgenes. No tardando habr¨¢ que ir a La Latina a comprar un litro de agua / Lina, y de paso, eso s¨ª, "vea usted Celeste... no es un color ".
Este espect¨¢culo musical dram¨¢tico / sentimental / heroico / c¨®mico, etc¨¦tera, lo hubiese firmado Shakespeare de haber sido suya la oportunidad. Pero lo ha firmado Lina Morgan. Es lo de siempre, pero completamente distinto. Intentar explicar a Lina en escena es atacar la historia de la cuadratura del c¨ªrculo. Siempre parece que se va a repetir. Y ocurre como ocurr¨ªa con Charles Chaplin: que domina el genio. Ya dir¨¢n lo suyo los expertos de la escena. De momento digamos lo que fue el estreno. De entrada, lo m¨¢s aparatoso y bonito fue la alcaldada: ?lvarez del Manzano puso a la entrada del teatro un coraz¨®n de claveles incrustado de madro?os. Lleg¨® a la funci¨®n cuando terminaba; s¨®lo le dio tiempo a besar a Lina. Otro tanto le acaeci¨® a Carlos Mata. "Como ten¨ªa programa de televisi¨®n en vivo, s¨®lo he llegado al final", dijo.
Cuando el mundo se vino abajo, al concluir el espect¨¢culo, Lina perdi¨® los papeles y no hizo m¨¢s que llorar de emoci¨®n. Y no dijo ni p¨ªo. Su autor s¨ª se explic¨®: "Si con esta obra les hemos ayudado a olvidar los problemas que van a tener ma?ana, nos damos por satisfechos".
Luego Lina nos dijo: "?Cree que no he estado fatal?". Y sigui¨®: "Lo que he querido,con esta obra es echar el resto, hacer algo diferente si soy capaz, donde haya ternura, amor, sentimientos, imaginaci¨®n". A su lado, alguien pontific¨®: "Lo ¨²nico que quedar¨¢ del Madrid cultural de 1992 ser¨¢ tu obra", y Lina, humilde: "Yo qu¨¦ s¨¦".
Cuando quiso caer el tel¨®n fue in¨²til: los acad¨¦micos Antonio Buero Vallejo y Joaqu¨ªn Calvo Sotelo se congelaron de pie aplaudiendo. Carmen Sevilla, adem¨¢s, lo hac¨ªa en silencio, como si rezara. Paloma San Basilio hac¨ªa otro tanto; Norma Duval, punto y aparte. Y Lina, llora que te llora, rodeada de su compa?¨ªa. Lina, hasta m¨¢s all¨¢ de las tres de la madrugada, a¨²n tuvo agallas para dar palique a todo Cristo.
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