Un tibio erotismo acaba con los tab¨²es sexuales del cine hind¨²
Millones de personas llenan las salas para ver escenas de amor
Hasta hace poco, los chicos y las chicas no se besaban en las pantallas de la India. El r¨ªgido comit¨¦ de la censura simplemente no lo permit¨ªa. Los amantes se abrazaban, los p¨¢rpados se agitaban, la respiraci¨®n se hac¨ªa febril y, un segundo antes de que sus labios se tocaran, la c¨¢mara saltaba a una escena sobre la naturaleza -que pod¨ªa estar sacada de un documental televisivo de David Attenhorough- con palomas arrull¨¢ndose y abejas zumbando alrededor de las flores.
Los desnudos estaban, desde luego, prohibidos, y el p¨²blico masculino ten¨ªa que conformarse con su propia imaginaci¨®n y con la obligada escena de la cascada, en la que la hero¨ªna surge con el sari h¨²medo art¨ªsticamente pegado al pecho. Las pel¨ªculas indias siguen siendo puritanas para el criterio occidental. Pero, ante la competencia de los sugerentes v¨ªdeos importados y la televisi¨®n sat¨¦lite, las actrices -y los actores tambi¨¦n- muestran sus cuerpos un poco m¨¢s.La gigantesca industria cinematogr¨¢fica de Bombay, que produce m¨¢s de 700 pel¨ªculas anualmente, ha llegado a la conclusi¨®n de que los tradicionales sustitutos simb¨®licos del sexo -canciones, zumbadoras abejas y lluvias del monz¨®n- ya no satisfacen. La avalancha de v¨ªdeos piratas X, que ahora se venden, con toda libertad en cada ciudad y cada pueblo de la India, ha obligado finalmente al envarado comit¨¦ de la censura a levantar la mano.
M¨¢s de 15 millones de hind¨²s atiborran los cines diariamente para ver una pel¨ªcula. Pero no todos se sienten satisfechos con el relajamiento de la moralidad. "Es asqueroso", ruge Kidar Sharma, un veterano director de cine. "El cine se ha empobrecido y el amor se ha vuelto obsceno". Shoba De, una novelista de sabrosos esc¨¢ndalos que se inspira en las aventuras de las estrellas cinematogr¨¢ficas de Bombay, afirma: "`Echo de menos la vieja hipocres¨ªa, cuando se besuqueaban discretamente detr¨¢s de los arbustos".
Madhu Jain, que escribe en la revista India Today, declara que antes de conseguir la independencia del Reino Unido, en 1947, unos cuantos besos se colaban en la pantalla. "Pero despu¨¦s se acabaron los besos hasta mediados de 1970. E incluso entonces provocaron un enorme esc¨¢ndalo y no se volvi¨® a ver besos hasta la d¨¦cada de 1980". El director Shashilal Nair fue citado en la prensa india diciendo: "Las nuevas actrices negocian cu¨¢nto van a mostrar seg¨²n lo que est¨¦s dispuesto a pagarles". Y a?adi¨®: "El talento ahora est¨¢ situado de los hombros para abajo".
Los ¨²ltimos ¨¦xitos son m¨¢s lujuriosos que abiertamente sexuales. En una reciente producti¨®n, Vishkanya, el canalla avanza hacia la v¨ªctima que va a violar mientras pela lascivamente un pl¨¢tano. Pero esta escena es la m¨¢s atrevida de la pel¨ªcula. Las bromas tienden tambi¨¦n a ser m¨¢s escabrosas. Hay m¨¢s contoneos en las escenas de baile, y el vestuario de las artistas ha copiado ideas de Madonna en vez de las pinturas en miniatura de la dinast¨ªa de los mogoles.
La nueva moralidad ha cambiado asimismo los tradicionales argumentos de las pel¨ªculas hind¨²s, basados en la pura fantas¨ªa. Como explica la novelista De: "En el pasado exist¨ªa una clara diferencia entre la seductora y la honrada protagonista. Ahora, la honrada protagonista tiene algo de seductora".
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