La entrega de Joselito

Joselito, con entrega y jug¨¢ndose la vida, le pudo a su primer toro. El animal era tardo, andar¨ªn, sin fijeza y, adem¨¢s, se quedaba en la suerte. Para colmo, el burel fue aprendiendo durante la lidia y en el ¨²ltimo tercio termin¨® con mucho sentido y peligro. Despu¨¦s de brindar al p¨²blico, empez¨® Joselito toreando con valor y decisi¨®n, sentado en el estribo, con cuatro ayudados por alto, para rematarlos de pie con un pase por abajo llev¨¢ndoselo luego a los medios. Ah¨ª continu¨® en redondo, con mucho conocimiento, ligando su faena e imponi¨¦ndose con muletazos largos y templados. El premio a su faena y a su estocada fue una petici¨®n de dos orejas, pero s¨®lo le concedieron una. A su segundo, un toro que se revolv¨ªa, codicioso y con la cabeza alta, le hizo una lidia de dominio y aguante con pases de exposici¨®n. Aunque le toc¨® el peor lote, pudo mostrar a los aficionados de la plaza m¨¢s grande del mundo que es un torero de oficio y pundonor.El primer toro, Talism¨¢n, fue de largo al caballo y lo derrib¨®. Era un pastue?o que se eternizaba en la embestida suave, humillaba con fijeza y rectitud. A este toro de bandera, Capetillo -un torero de contrastes- le realiz¨® su toreo de plasticidad. Lo hizo con temple extraordinario, bajando las manos sin molestar al animal y corri¨¦ndolas con sentimiento, acoplado al ritmo de la embestida. Despu¨¦s de brindar al p¨²blico ejecut¨® una faena por derechazos y naturales, rematando las series de siete pases con de pecho y molinetes. Esto le hizo acreedor de una oreja y hubo aplausos para el toro en el arrastre. En su segundo, Capetillo fue el reverso de la medalla: sin plan y sin entender al toro, no se puede torear.

Armillita, en su primero -bravo, poderoso y noble-, realiz¨® una faena art¨ªstica, que no fue del todo limpia, porque en algunos muletazos el toro le tocaba la muleta. En cambio, a su segundo -dif¨ªcil y peligroso- lo tore¨® con valor. Despu¨¦s de meterlo en la muleta, lo templ¨®, aguant¨¢ndole horrores, dando una c¨¢tedra de buen toreo. No estuvo acertado con el estoque y el premio qued¨® reducido a una merecida vuelta al ruedo.