Clamoroso homenaje Joaqu¨ªn Rodrigo
Al d¨ªa siguiente de serle concedido el gran premio de la Fundaci¨®n Guerrero, el mejor dotado de toda nuestra historia, "por su labor creativa y enriquecedora del patrimonio musical espa?ol", Joaqu¨ªn Rodrigo, en la fecha de su 90? cumple?os, recibi¨® el entusiasta homenaje de los mel¨®manos madrilefios.En el Auditorio Nacional la ONE, dirigida por Od¨®n Alonso, maestro tan ligado art¨ªstica y amicalmente a Rodrigo, desarroll¨®, con conocimiento y emoci¨®n, un muy bello programa monogr¨¢fico, en el que, salvo la Fantas¨ªa para un gentil hombre, que Narciso Yepes bord¨®, todo era infrecuente, e incluso la cantata sobre Unamuno la daba la Orquesta Nacional por vez primera.
Comenz¨® el programa en medio de un clima de evidente adhesi¨®n, con el poema Per la flor del lliri blau, sobre una antigua leyenda levantina, que premiara el C¨ªrculo de Bellas Artes valenciano en 1934. Al escucharlo quedaba clara una veta un tanto heroica, poblada de fanfarrias, que forma parte del corpus musical de Rodrigo, y explica su reaparici¨®n en el Concierto para piano heroico, de 1943, dedicado a Leopoldo Querol y consecuencia del "momento en que Europa viv¨ªa" y no motivado por razones circunstanciales de otro tipo.
Orquesta y Coro Nacional de Espa?a
Director: Od¨®n Alonso. Solistas: N. Yepes, guitarra; J. D¨ªaz, bajo; M. J. Montiel, W. Rueda, M. J. S¨¢nchez y C. Sensaud, sopranos. Obras de Joaqu¨ªn Rodrigo. Auditorio Nacional. Madrid, 22 de noviembre.
Unamuno y Cervantes
La orquesta del lirio azul es muy rica, vivaz, enormemente pl¨¢stica y con tenues alusiones a un par de motivos de origen popular. Despu¨¦s escuchamos esa p¨¢gina hermosa que es la M¨²sica para un c¨®dice salmantino, encargada a Rodrigo en 1952 con ocasi¨®n del s¨¦ptimo centenario de la Universidad de Salamanca y basada en la c¨¦lebre oda de Miguel de Unamuno. El bajo -esta vez el espl¨¦ndido Justino D¨ªaz- dio gravedad expresiva a un poema que la orquesta envuelve, ambienta o comenta para prolongar las dimensiones del discurso cantado.De la Fantas¨ªa, escrita en 1954 para Andr¨¦s Segovia, sobre motivos de Gaspar Sariz, poco hay que decir pues tras el Concierto de Aranjuez, es la obra para guitarra con orquesta m¨¢s divulgada en todas partes. Suele llam¨¢r,sele, por eso, Concierto de Aranjuez n¨²mero 2.
Y para terminar Cervantes en las Ausencias de Dulcinea, Don Quijote en Sierra Morena escribiendo en la corteza de los ¨¢rboles algunos versos "acomodados a su tristeza y en alabanza de Dulcinea". La obra, escrita para bajo, cuarteto de sopranos y orquesta, sigue la forma estr¨®fica del texto. El solista asume al caballero de La Mancha y tanto se exalta como deja resbalar algunas s¨ªlabas en cantilena de tipo gregoriano.
Las cuatro sopranos -Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel, Wilma Rueda, Mar¨ªa Jos¨¦ S¨¢nchez y Carmen Sensaud- cumplieron su cometido po¨¦tico difundiendo por los cuatro puntos cardinales el nombre de Dulcinea del Toboso y cantaron del modo m¨¢s perfecto que nunca se haya escuchado esta original ideaci¨®n rodriguera. La masa orquestal, a modo de coro, comenta cuanto don Quijote dice y presta amplitud l¨ªrica o comentario humor¨ªstico; incluso rompe en sonoras carcajadas. Es curioso: cuando se estren¨® Ausencias de Dulcinea en el teatro Espa?ol, el a?o 1948, todos recibimos la impresi¨®n de que se trataba de m¨²sica voluntariamente deudora del Retablo de Falla, cosa que, pasado el tiempo, no parece ajustarse a la realidad salvo alguna ligera connotaci¨®n.
Od¨®n Alonso tuvo uno de sus d¨ªas m¨¢s felices. Como los solistas, la orquesta y el coro, colabor¨® en actitud admirativa de homenaje. Y Joaqu¨ªn Rodrigo, guiado por su hija Cecilia, no ces¨® de recibir ovaciones que se multiplicaron al final del concierto, cuando subi¨® a escena.
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