Los ministros de Finanzas de la CE dejan los grandes temas monetarios para Maastricht
Los ministros de Finanzas de los Doce dejar¨¢n los temas clave de la uni¨®n monetaria para la cumbre de Maastricht. El Reino Unido contin¨²a exigiendo una cl¨¢usula general de exclusi¨®n que le permita, llegado el momento, poder quedar fuera de la moneda ¨²nica. Dinamarca apoya en parte esta postura. El resto de los pa¨ªses quieren un protocolo concreto que limite exclusivamente la exenci¨®n a los brit¨¢nicos. No existe tampoco consenso sobre el funcionamiento del Instituto Monetario Europeo (IME) y el papel del ecu durante la segunda fase.
Esta segunda fase de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria se miciar¨¢ el 1 de enero del a?o 1994. La moneda ¨²nica podr¨¢ entrar en vigor a partir del a?o 1997 con, probablemente, al menos ocho pa¨ªses preparados para que este hecho suceda dentro de los 12 de la Comunidad.Los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la CE cerraron la primera etapa de su ¨²ltima marat¨®n negociadora sobre la uni¨®n monetaria, celebrada ayer y anteayer en Scheveningen (Holanda), con algunos avances sobre el proyecto de tratado y ning¨²n acuerdo firme. Las discusiones continuar¨¢n hoy y ma?ana en Bruselas y el objetivo de la presidencia holandesa, expresado , por el ministro de Finanzas , Wim Kok, es lograr concluir el martes un texto completo. Sin embargo, los aspectos esenciales continuar¨¢n abiertos hasta la cumbre de Maastrich, sometidos al acuerdo final de los jefes de Estado y de Gobierno. La principal discrepancia contin¨²a siendo la cl¨¢usula de exclusi¨®n brit¨¢nica. Diez pa¨ªses, apoyados por la Comisi¨®n Europea, piden que el objetivo de la moneda ¨²nica y del banco central europeo sea asumido por todos. El problema particular del Reino Unido queda r¨ªa salvaguardado con un protocolo que le permitir¨ªa la opci¨®n de quedarse fuera (opting out) cuando, a finales de 1996, los Doce fijen la fecha de comienzo de la tercera y definitiva fase de la uni¨®n monetaria.
Cl¨¢usula de exclusi¨®n
El ministro dan¨¦s, A. Fogh Rasmussen, apoy¨® inicialmente a los brit¨¢nicos, para luego descolgarse y aproximarse a la mayor¨ªa. Como a nadie le gusta verse se?alado con el dedo, los dos pa¨ªses contestatarios rechazan el protocolo de exenci¨®n individualizada. El primer ministro brit¨¢nico, John Major, volvi¨® a insistir en este punto en su entrevista ayer en La Haya con su hom¨®logo holand¨¦s, Ruud Lubbers. Dinamarca defiende que su posici¨®n ante la moneda ¨²nica es positiva y "fundamentalmente diferente de la de los brit¨¢nicos", pero quiere tener una opci¨®n porque para asumir la reforma, seg¨²n explic¨® el ministro, necesitar¨¢ celebrar un refer¨¦ndum. Seg¨²n Jacques Delors, "una cla¨²sula general de exclusi¨®n ser¨ªa una espada de Damocles sobre la uni¨®n monetaria". Carlos Solchaga ma nifest¨® que "en la cumbre de Maastricht no se puede contemplar que cedan 10".
El contenido de la segunda fase preparatoria suscita fuertes diferencias y, en este aspecto, Alemania es el hueso. Para no perder antes de tiempo la hegemon¨ªa del marco, los alemanes se niegan a que el Instituto Monetario Europeo tenga verdaderas funciones, capital e incluso personalidad pol¨ªtica. En lugar del ecu reforzado que plante¨® Espa?a, e inicialmente Alemania, la mayor¨ªa se inclina ahora por el ecu congelado de concepci¨®n holandesa. En ese periodo de adaptaci¨®n el ecu no se revalorizar¨ªa, lo cual permite que otra divisa, por ejemplo el marco, siga siendo m¨¢s atractiva para los mercados. Los Doce tienen bastante claro las condiciones para la tercera fase de la uni¨®n monetaria, en la que habr¨¢ tipo de cambios fijos, banco central europeo y moneda ¨²nica. El estatuto del banco no plantea problemas. Tampoco los requisitos para entrar en la tercera fase (inflaci¨®n no superior en un 1,5% a la media de los tres mejores, d¨¦ficit p¨²blico m¨¢ximo del 3% y l¨ªmite del 60% del PIB para la deuda p¨²blica acumulada) suponen un obst¨¢culo una vez aceptada la flexibilidad pol¨ªtica a la hora de aplicarlos.
Incluso existe un consenso sobre las cuatro sanciones b¨¢sicas, multas incluidas, para corregir indisciplinas presupuestarias, aunque algunos pa¨ªses quisieran ir m¨¢s lejos. Se podr¨¢n suprimir cr¨¦ditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero no los pagos de los fondos estructurales que posee la Comunidad, "porque ser¨ªa una medida asim¨¦trica que agravar¨ªa los problemas de los pa¨ªses menos ricos", afirm¨® Jacques Delors.
L¨ªmites a la circulaci¨®n de capitales
El tratado de uni¨®n monetaria ratificar¨¢ el principio de libertad de movimientos de capitales. Este principio est¨¢ ya en vigor en la mayor¨ªa de los doce paises miembros de la Comunidad Europea a trav¨¦s de una directiva que Espa?a pondr¨¢ en vigor el pr¨®ximo 1 de enero. El resto de los pa¨ªses con un per¨ªodo transitorio (Portugal, Grecia e Irlanda) tendr¨¢n que abrir sus fronteras al dinero antes de finales de 1995.Este principio general estar¨¢ sometido a excepciones, seg¨²n la ¨²ltima propuesta de la presidencia holandesa que desarrolla una iniciativa franco-brit¨¢nica. Se trata de impedir ciertas operaciones procedentes o destinadas a pa¨ªses no comunitarios cuando est¨¦ en juego la evasi¨®n fiscal o se planteen "serias dificultades para el proceso de uni¨®n econ¨®mica y monetaria".
En principio, seg¨²n el art¨ªculo 73 E, estas medidas de salvaguardia ser¨¢n de "duraci¨®n limitada" y decididas un¨¢nimemente por los Doce a propuesta de la Comisi¨®n Europea y tras consultar al banco central europeo. Las restricciones no podr¨¢n afectar a miembros de la CE, sino a pa¨ªses terceros.
Un Estado miembro, por "razones pol¨ªticas justificadas" y por motivos de urgencia, tambi¨¦n podr¨¢ actuar en este sentido por su cuenta. En ese caso, deber¨¢ notificar a la Comisi¨®n Europea y al resto de los Doce su decisi¨®n, a m¨¢s tardar el d¨ªa en que la prohibici¨®n entre en vigor. Si est¨¢ en contra, la Comisi¨®n puede hacer una propuesta para que los Doce, por mayor¨ªa cualificada decidan que esas restricciones a la libre circulaci¨®n de capitales sean "enmendadas o abolidas". En principio, todos los paises est¨¢n manteniendo una postura bastantes coherente con las propuestas en cuanto a la libertad de movimientos de capitales.
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