Pacifismo a tiro limpio
"Si un terminator, una m¨¢quina, ha entendido el valor de la vida humana, tal vez nosotros tambi¨¦n lo logremos", sentencia en un final en off la voz de Linda Hamilton, la expeditiva madre protagonista de aquel Terminator de 1984, modesta, funcional y vistosa matriz sobre la que han construido ahora la pel¨ªcula m¨¢s cara de la historia del cine, entre 8.500 y 11.300 millones de pesetas de coste, seg¨²n quien establezca los c¨¢lculos. Sin embargo, y aunque con frecuencia caiga en la tentaci¨®n del mensaje trascendente, no parece que la principal caracter¨ªstica de Terminator II sea la trascendentalidad, sino lo contrario: su abierta vocaci¨®n espectacular, el no olvidar su verdadera y ¨²nica funci¨®n de entretenimiento. Violento, cruel incluso, pero entretenimiento al fin y al cabo: as¨ª est¨¢n los tiempos.La carrera de James Cameron es una carrera sorprendente, hecha al amparo de tan s¨®lo dos pel¨ªculas de impacto: Terminator y Aliens, la floja secuela del magn¨ªfico filme de Ridley Scott. ?D¨®nde est¨¢, pues, el secreto de su ¨¦xito? Probablemente, en su capacidad para asumir y llevar a cabo proyectos inmensamente complicados. Si son violentos y espectaculares, mejor.
Terminator II
El d¨ªa del juicio.(Terminator II. Judgement day). Direcci¨®n: James Cameron. Gui¨®n: J. Carneron y William Wisher. Fotograf¨ªa: Adam Greenherg. Dise?o de producci¨®n: Joseph Nemec III. Producci¨®n: Mario Kassar y G. A. Hurd para Carolco. EE UU, 1991. Int¨¦rpretes: Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Edward Furlong, Robert Patrick, Joe Morton. Estreno en toda Espa?a.
Teniendo como norte la m¨¢xima de John Huston seg¨²n la cual una pel¨ªcula s¨®lo triunfa si logra que el espectador se quede literalmente clavado en la butaca durante los 10 o 15 minutos iniciales, Cameron suele comenzar sus filmes con un terremoto para seguir luego en l¨ªnea ascendente: el primer cuarto de hora de los 135 minutos que dura Terminator II constituye un despliegue de energ¨ªa dificilmente superable en el cine comercial contempor¨¢neo. Tensi¨®n creada en escasos segundos, ag¨®nicas persecuciones, sentido del humor, identificaci¨®n inmediata con el h¨¦roe Schwarzenegger son las bazas seguras que juega, con envidiable desparpajo, el director.
Lo que sigue, sin perder nunca de vista su ya apuntada espectacularidad, tiene menor inter¨¦s. Consciente de los altibajos dram¨¢ticos de su gui¨®n, Cameron incluye hasta secuencias on¨ªricas para superar los obligados par¨¦ntesis de la acci¨®n, y as¨ª obsequia al respetable con una aterradora visi¨®n del apocalipsis nuclear en 1997, de escasos segundos, que para s¨ª quisieran pel¨ªculas que dedican todo su metraje al tema.
Pero donde el filme va seguramente m¨¢s lejos es en lo que a efectos especiales se refiere, sobre todo con Ja inclusi¨®n del personaje del robot asesino de metal l¨ªquido, que asegura a la funci¨®n buena parte de su capacidad de sorpresa. Para soci¨®logos interesados quedan tambi¨¦n algunos apuntes significativos: el "pacifismo" de que hace gala Terminator, que ha comprendido el valor de la vida humana, le lleva a no matar y a contentarse s¨®lo -es un decir- con destrozar a tiros las piernas de un ej¨¦rcito de polic¨ªas, a destruir sin miramientos docenas de veh¨ªculos ya volar plantas enteras de un rascacielos ultramoderno. Y tambi¨¦n para soci¨®logos inquietos, otro apunte: el responsable de la hecatombe nuclear que vimos en la primera entrega, y que ahora se evoca en el terrible comienzo, es un cient¨ªfico de raza negra, al cual se le dar¨¢ la posibilidad de resarcirse de sus "errores". Lo de menos es el precio.
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