Jaque mate entre 'chips'
Madrid ser¨¢ la sede del Mundial de ajedrez entre computadoras en 1992
El mejor ajedrecista del mundo en el siglo XXI ser¨¢ una m¨¢quina. As¨ª permiten predecirlo la considerable inversi¨®n de las multinacionales de inform¨¢tica en los programas de ajedrez, como campo de experimentaci¨®n de la inteligencia artificial, el ¨¦xito comercial de las computadoras especializadas y los excelentes resultados deportivos que. logran los prototipos en sus partidas contra seres humanos. El VII Campeonato del Mundo de Ajedrez entre Computadoras se celebrar¨¢ en Madrid en el pr¨®ximo mes de noviembre de 1992.
El brit¨¢nico David Levy, presidente de la Asociaci¨®n Internacional de Computadoras de Ajedrez, y Guillermo Bosovski, director de Doxa, empresa organizadora del certamen, han firmado ya el contrato, bajo los auspicios de la Universidad Polit¨¦cnica, en cuyas instalaciones se celebrar¨¢ la competici¨®n. Levy dijo a EL PA?S: "Los 24 participantes de 10 pa¨ªses [computadoras y programas] demostrar¨¢n en este campeonato que el campe¨®n del mundo ser¨¢ derrotado muy pronto por una m¨¢quina"."Yo no he ido nunca a un club de ajedrez, pero tengo una maquinita en casa y juego con ella", dicen muchos espa?oles. Esa frase refleja la mete¨®rica progresi¨®n de las ventas de computadoras de ajedrez dom¨¦sticas. Una de las tres empresas con delegaciones en Espa?a factur¨® 10 millones de pesetas en 1985 y 250 millones en 1990.
La m¨¢quina est¨¢ dispuesta a jugar durante las 24 horas del d¨ªa en el domicilio de su due?o, no fuma no mira a los ojos de su adversario y permite que le hagan trampas.
Adem¨¢s existen programas espec¨ªficos de ordenador que se han convertido en un arma imprescindible porque procesan, clasifican y analizan las miles de partidas oficiales que se disputan cada a?o.
'Pensamiento profundo'
Esta aplicaci¨®n dom¨¦stica es paralela a las investigaciones realizadas por las multinacionales con grandes computadoras. El estadounidense Murray Campbell, uno de los dise?adores del programa Deep thought (Pensamiento profundo), ganador de la ¨²ltima edici¨®n del campeonato, trabaja sin cesar con un objetivo: vencer en poc¨®s a?os al sovi¨¦tico Gari Kasp¨¢rov. El modelo actual calcula tres millones de jugadas por segundo.Deep thought dej¨® at¨®nitos a los espectadores cuando gan¨® el Open de California de 1990 por delante de varios jugadores de primera fila mundial. Uno de sus adversarios, Alex Fishbein, tuvo que soportar que el programa le anunciase jaque mate con 19 movimientos de antelaci¨®n. Poco despu¨¦s, Deep thought perdi¨® dos partidas frente a Kasp¨¢rov. El campe¨®n se mostr¨® tajante: "El ajedrez es un arte; una m¨¢quina jam¨¢s podr¨¢ ganarme en un encuentro de varias partidas".
La afirmaci¨®n de Kasp¨¢rov no era producto de la euforia. Cuando el doctor Shannon construy¨® la primera m¨¢quina capaz de jugar al ajedrez, intent¨® programar en ella todos los movimientos posibles en un partida; pronto se dio cuenta de que era imposible porque ni el ordenador m¨¢s potente ten¨ªa esa capacidad.
Las m¨¢quinas son temibles en las posiciones que pueden resolverse con un profundo c¨¢lculo de variantes, es decir, en la aplicaci¨®n de las matem¨¢ticas al ajedrez. Pero fallan en los conceptos estrat¨¦gicos porque no entienden que, por ejemplo, un caballo en el centro del tablero es mucho m¨¢s potente que en un rinc¨®n. Adem¨¢s, tienden a capturar piezas adversarias aunque su posici¨®n se deteriore por ello.
Irritaci¨®n y temor
Los progresos de las computadoras y su inclusi¨®n en torneos de seres humanos han provocado la irritaci¨®n y el temor de no pocos profesionales que se niegan a enfrentarse a ellas "por motivos ¨¦ticos". Se habla ya de la supresi¨®n de los aplazamientos tras seis horas de juego, que permiten la ayuda de una m¨¢quina en el intervalo hasta que la partida se reanuda.El sovi¨¦tico Valeri S¨¢lov, quinto del mundo, apoya estas medidas: "Habr¨¢ que hacer algo porque, de lo contrario, Kasp¨¢rov y K¨¢rpov [sovi¨¦tico, subcampe¨®n del mundo] no tendr¨¢n. ning¨²n escr¨²pulo en recurrir a las computadoras en sus encuentros por el t¨ªtulo".
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