Frontera
Los rusos y los ucranios van a ser este invierno unos hambrientos con bombas at¨®micas. Dificilmente podr¨¢n acceder a dos pollos al mes por persona; en cambio, seguir¨¢n teniendo la capacidad de destruir el planeta en un solo d¨ªa. Los pobres poseer¨¢n la tierra, dijo el profeta y se qued¨® tan ancho. El augurio est¨¢ a punto de cumplirse. Hasta ahora se cre¨ªa que los pobres s¨®lo tocaban las maracas en los pa¨ªses calientes, pero de pronto el fin del milenio ha abierto en las regiones del fr¨ªo un horizonte sin l¨ªmites de gente fam¨¦lica que en lugar de trigo tiene los si los repletos de cabezas nucleares. ?stas no son comestibles, si bien su sonido es m¨¢s sugestivo que el de cualquier otro instrumento de percusi¨®n, y tambi¨¦n m¨¢s convincente. El hambre general de Rusia y de Ucrania unida como fulminante a sus espoletas at¨®micas es el nuevo factor de la historia que va a introducir en la escena internacional el mismo rito que se repite a cualquier hora en las esquinas de la ciudad. En ellas hoy la caridad ya comienza a pedirse con orgullo, no exento de ira, y las limosnas a veces se confunden con los atracos. Alguien se acerca a ti junto al cajero autom¨¢tico tendiendo una mano humilde mientras con la otra en el bolsillo est¨¢ calentando un cuchillo. Todo suele ir bien si sonr¨ªes. El joven te dir¨¢ que no tiene dinero, que acaba de salir de la c¨¢rcel, que no quiere el dinero para drogarse. Tu destino consiste en creerle. De lo contrario, sentir¨¢s que algo muy helado est¨¢ penetrando en tu h¨ªgado al tiempo que le niegas la misericordia. ?Por qu¨¦ los misiles no pueden sustituir a las navajas callejeras? Es probable que Occidente se vea obligado bajo la amenaza de una hecatombe general a mandar cereales y mantequilla indefinida mente a los nuevos pobres de la tierra, a aquellos a los que seg¨²n la profec¨ªa les bastar¨¢ con estar sentados sobre sus propios barriles at¨®micos con la mano tendida para ser socorridos s¨®lo a cambio del terror. La caridad, a cuchillo. Los cr¨¦ditos, a misilazos. He aqu¨ª la nueva frontera.
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