El s¨ªnodo de obispos se clausura con una llamada a la reevangelizaci¨®n de Europa

La Europa que ha visto caer a los reg¨ªmenes comunistas debe ser reevangelizada no s¨®lo con el mensaje de la justicia y de la paz, sino con el de la inmortalidad del alma y la resurrecci¨®n de la carne. ?stas son algunas de las propuestas expresadas en el pol¨¦mico s¨ªnodo que sobre la nueva evangelizaci¨®n del viejo continente concluy¨® ayer en Roma con la celebraci¨®n de una misa solemne en la bas¨ªlica de San Pedro. Todos los esfuerzos tienden, de acuerdo con el texto que recoge las conclusiones del encuentro, a alcanzar "una democracia bien entendida, que busque sus ra¨ªces en el cristianismo".

La relaci¨®n final de la asamblea episcopal cat¨®lica expresa serias dudas respecto a que todo pueda ser resuelto en este mundo. "Las muchas formas de pobreza y los grandes sufrimientos nos recuerdan las promesas escatol¨®gicas de Dios, que no pueden encontrar plena realizaci¨®n en la tierra", se subraya en el texto, que, sin embargo, destaca, el papel de la solidaridad y de Ia caridad.Aunque se apuesta por el fin del comercio de armamento, no se recoge en la declaraci¨®n la propuesta de desarme nuclear total y de inversi¨®n de los fondos a este gasto destinados a fines sociales, tal como propuso en el transcurso de las sesiones el cardenal belga Godfried Danneels. El texto se hace eco de muchas de las afirmaciones contenidas en la enc¨ªclica papal Centesimus annus, busca la seguridad intraeclesial y se muestra cauto en el terreno prof¨¦tico. En este ¨²ltimo punto recurre al mensaje trascendente de la Iglesia, recuerda la funci¨®n social de la propiedad y, en memoria del marxismo, pone en claro que Ias promesas puramente terrenas conducen a la esclavitud".

Una vez ca¨ªdos los reg¨ªmenes totalitarios de los pa¨ªses del Este -en los que, seg¨²n el documento, incluso algunos no creyentes ven un milagro-, resta s¨®lo buscar acorde con la visi¨®n cristiana del mundo una correcta aplicaci¨®n de la democracia, "que las personas tienen dificultad en utilizar".

Combatir el paganismo

El motivo de esa dificultad reside, en buena medida, en el "ate¨ªsmo pr¨¢ctico" que viven las sociedades avanzadas y que induce a actuar "corno si Dios no existiese". El humanismo europeo s¨®lo podr¨¢, a juicio del documento, revivir si se reencuentra con esas ra¨ªces cristianas.El neopaganismo y la idolatr¨ªa, que seg¨²n la declaraci¨®n promueven estas sociedades, podr¨¢n ser combatidos por quienes est¨¦n mejor dispuestos. Es decir, "aquel que, en el esp¨ªritu de adoraci¨®n del Dios verdadero, dobla sus rodillas ante el ¨²nico Se?or", afirman los obisp¨®s. La Iglesia que debe llevar a cabo esta tarea reevangelizadora debe estar segura de s¨ª misma. Y, seg¨²n la declaraci¨®n del s¨ªnodo, para esta tarea "se debe reconocer que el disenso teol¨®gico constituye un obst¨¢culo". Los fieles cat¨®licos, por su parte, deben seguir el ejemplo de santidad de la Virgen Mar¨ªa y obedecer, sin subjetivismos, a las ensefianzas de la Iglesia cat¨®lica en materia moral.

En el mensaje final ha quedado apartada la sugerencia hecha en el seno del debate en el aula sinodal para que la Iglesia operase un cambio de actitud en el uso de anticonceptivos artificiales y en el trato hacia los divorciados. Sin embargo, el documento s¨ª que recoge propuestas para combatir las legislaciones abortistas extendidas por toda Europa. El s¨ªnodo propone la celebraci¨®n de jornadas anuales contra la interrupci¨®n del embarazo.

Ortodoxos

Los padres sinodales tambi¨¦n han querido poner de manifiesto en el texto final su dolor por "el hecho de que algunas iglesias ortodoxas hayan entendido que no pod¨ªan aceptar la invitaci¨®n a participar en la asamblea". Efectivamente, los ortodoxos rumanos, serbios, griegos, rusos, no han asistido a las sesiones por entender que la Iglesia cat¨®lica est¨¢ incurriendo en sus pa¨ªses en una cierta competencia desleal religiosa. Los obispos cat¨®licos hacen votos en la declaraci¨®n final para que prosiga el di¨¢logo con mucha "paciencia y comprensi¨®n". Tampoco faltan alusiones a la necesidad de mantener contactos con los jud¨ªos, y se pide un trato de reciprocidad en las relaciones con los musulmanes. Los grandes ausentes de esta declaraci¨®n son los hijos de la reforma de Lutero, los protestantes, sobre los que no se dice ni una palabra.