Los socialistas franceses adaptan sus textos a su pr¨¢ctica socialdem¨®crata
Nadie puede reprochar a partir de ahora al Partido Socialista franc¨¦s (PS) la contradicci¨®n entre su programa anticapitalista y su pol¨ªtica de centro-izquierda. El PS clausur¨® ayer en Par¨ªs el congreso extraordinario de su conversi¨®n te¨®rica a la socialdemocracia, su tard¨ªo "Bab Godesberg", un acontecimiento que abre el camino a la candidatura a la presidencia del moderado Jacques Delors.
En el Arca de la Defensa de Par¨ªs hubo dos congresos. Uno, el m¨¢s apasionante, fue el de los pasillos. El congreso de los pasillos concluy¨® con el presentimiento casi un¨¢nime de que Jacques Delors, el presidente de la Comisi¨®n Europea, sustituir¨¢ a Edith Cresson en la jefatura del Gobierno tras el temido descalabro socialista en las elecciones regionales de marzo de 1992. Bajo el padrinazgo del presidente Fran?ois Mitterrand, Delors, la estrella en ascenso, comenzar¨¢ as¨ª su carrera hacia el El¨ªseo.Otra idea asumida por todo el mundo fue la de que Pierre Mauroy no ser¨¢ secretario general del PS a finales del a?o pr¨®ximo. Su excesiva fidelidad a Mitterrand molesta a un partido que aspira a emanciparse de su padre fundador, y en el que no faltan candidatos para el puesto, empezando por los ex primeros ministros Laurent Fabius y Michel Rocard.
Pero los socialistas franceses ten¨ªan muy presente la lecci¨®n del congreso de Rennes, de marzo de 1990. Todos eran conscientes de que una nueva exhibici¨®n p¨²blica de sus querellas de familia hundir¨ªa a¨²n m¨¢s la imagen de la popularmente llamada "izquierda caviar". La tribuna del congreso fue, pues, el escenario de una machacona repetici¨®n de las palabras "cohesi¨®n" y "unidad". Los elefantes del partido subrayaron ante los congresistas y las c¨¢maras de televisi¨®n lo poco que les une: la denuncia del Frente Nacional.
El congreso acept¨® por amplia mayor¨ªa el texto El nuevo horizonte, que constituye el programa ideol¨®gico socialista para el a?o 2000. Ese texto proclama que el PS ya no es anticapitalista, sino socialdem¨®crata. Con una larga d¨¦cada de retraso, triunfaban as¨ª las tesis de Michel Rocard. Pero el ex primer ministro y ahora aspirante a la jefatura del Estado evit¨® el autobombo. Rocard se sum¨® a la discreci¨®n p¨²blica de la mayor¨ªa y no quiso aprovechar la ocasi¨®n para ajustar sus cuentas con Mitterrand y Cresson.
La hora de la cohesi¨®n
"Hemos mostrado nuestra unidad y nuestra cohesi¨®n", dijo ayer Mauroy. "Continuemos por este camino y juntos recuperaremos la confianza de los franceses. Querido Michel [Rocard], querido Lionel [Jospin], querido Laurent [Fabius], os invito amistosamente a discutir conmigo nuestro presente y nuestro porvenir en los primeros d¨ªas de 1992".En el Arca de la Defensa s¨®lo hubo una voz abiertamente discordante, la de Jean-Pierre Chev¨¦nement, el ministro de Defensa que dimiti¨® en protesta por la expedici¨®n militar contra Irak. En los pasillos y en la tribuna, Chev¨¦nement fue siempre el mismo, el hombre que lider¨® la izquierda socialista descontenta con el giro ideol¨®gico del partido y los nacionalistas inquietos por la dificultad para encontrar serias diferencias entre la pol¨ªtica internacional de Washington y la de Par¨ªs. Pero, como puso de manifiesto el congreso, estos dos sectores son muy minoritarios.
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