Inaudita

Hace poco, un amigo recordaba una de las primeras cr¨ªticas cinematogr¨¢ficas publicadas de las que se tiene noticia, brillante en su intenci¨®n destructora: "En el d¨ªa de ayer se estren¨® la pel¨ªcula tal en un cine de nuestra ciudad. ?Por qu¨¦?". Tan escueto pedido de responsabilidades se podr¨ªa hacer hoy, con much¨ªsimos de los filmes que pueblan las carteleras navide?as. Pero seguramente con pocos hay que tener menos paciencia que con este inaudito, troglod¨ªtico, dram¨¢ticamente tosco El robobo de la jojoya, vuelta a las andadas del d¨²o que m¨¢s y mejor sabe alternar la inspiraci¨®n c¨®mica con la falta total de ella: Martes y Trece.Despu¨¦s de haber convertido su m¨¢s bien insuficiente Aqu¨ª huele a muerto en una de las grandes sorpresas recaudadoras del pasado ejercicio, Josema y Mill¨¢n pretenden, tal vez con justicia, aprovechar la fama televisiva de que gozan, y de la mano de ?lvaro S¨¢enz de Heredia, siguen por parecidos derroteros que en su filme anterior. El problema es que, a diferencia de sus siempre interesantes calculadas actuaciones televisivas, y a diferencia incluso de Aqu¨ª huele a muerto, en la que se propon¨ªa un de a ratos interesante jueguecillo par¨®dico sobre el cine de terror, lo que aqu¨ª priva es la prisa m¨¢s total y absoluta, un ritmo supuestamente fren¨¦tico que pretende esconder una de las m¨¢s alarmantes falta de ideas de que se tenga noticias. Se dir¨ªa que Josema y Mill¨¢n se han limitado a coger al vuelo algunos de sus tics -llamarles gags ser¨ªa hacerles un inmenso favor- m¨¢s socorridos, adornarlos con cuatro actores de complemento, y arreando, que es gerundio.

Si lo que se pretend¨ªa era hacer una pel¨ªcula que costase cuatro duros, pues se ha logrado; todo lo dem¨¢s, incluido el humor, el respeto por el p¨²blico y por una profesi¨®n dignamente asumida, hay que apuntarlo en la cuenta del debe.