Rocard pide el cese de dos ministros por el 'caso Habash'
La ineptitud con que Fran?ois Mitterrand y los suyos han gestionado el caso Habash ha permitido a Michel Rocard vengarse del modo brutal con que el presidente le destituy¨® como primer ministro en mayo de 1991. Al exigir el domingo por la noche el cese o la dimisi¨®n de los titulares de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, y de Interior, Philippe Marchand, el ex jefe del Gobierno franc¨¦s y candidato virtual de los socialistas a la pr¨®xima elecci¨®n presidencial reabri¨® una crisis que Mitterrand deseaba cerrar a toda costa. La dimisi¨®n ayer de la socialista Georgina Dufoix de su cargo de presidenta de la Cruz Roja francesa no aplac¨® el ansia de cabezas de la oposici¨®n y de numerosos socialistas.
Dufoix, una de las personas que la pasada semana dieron luz verde a la hospitalizaci¨®n en Par¨ªs del dirigente palestino Georges Habash, ya hab¨ªa renunciado el jueves a su puesto de consejera del presidente Mitterrand. Las presiones de la direcci¨®n de la Cruz Roja francesa la obligaron a dejar esa organizaci¨®n. Su renuncia no despej¨®, sin embargo, la atm¨®sfera de crisis de las instituciones que pesa sobre Francia."Si los ministros estaban al corriente de la llegada de Habash a Par¨ªs, son ellos los que deben pagar el precio del riesgo asumido. Si no lo estaban, la Cosa es a¨²n peor", dijo Rocard. El hecho de que Rocard se haya pronunciado por la ca¨ªda de Dumas y Marchand hace pensar a muchos observadores pol¨ªticos que Mitterrand har¨¢ todo lo posible por mantenerles en sus puestos.
La oposici¨®n sigui¨® pidiendo las cabezas de Dumas, Marchand y la primera ministra, Edith Cresson. El ex presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing exigi¨® tambi¨¦n la disoluci¨®n del Parlamento y la coincidencia de las elecciones legislativas y las regionales. El centro y la derecha no parecen dispuestos a soltar la presa que les proporciona el caso Habash.
El momento no puede ser peor para abrir una crisis gubernamental. Francia est¨¢ en la cuenta atr¨¢s para las comicios regionales del 22 de marzo, una consulta que, a tenor de los resultados de las elecciones parciales del domingo pasado, pueden confirmar el hundimiento del Partido Socialista (PS). El candidato centrista del CDS por Lambersart, una deprimida zona industrial, obtuvo el 77,8% de los votos en la segunda vuelta electoral. A ¨¦sta no concurrieron los socialistas, que en la primera, celebrada eldomingo anterior, apenas obtuvieron el 12,8% de los sufragios.
Mitterrand pensaba remodelar el Gobierno tras ese anunciado desastre de marzo. Deseaba jugar la carta del nombramiento del popular Jacques Delors en sustituci¨®n de la muy quemada Cresson. Mitterrand quiere construir a Delors un futuro presidencial. Como afirma Jean-Claude Casanova en L'Express, el presidente "habr¨¢ fundado una dinast¨ªa" si le sustituye en el El¨ªseo un socialista que, como ¨¦l, es adem¨¢s uno de los constructores de Europa. Pero de momento, Mitterrand tiene serios problemas para llegar en paz al t¨¦rmino de su propio mandato en 1995.
Penoso final
Los esc¨¢ndalos que se suceden en Francia son los s¨ªntomas del penoso fin del reinado mitterrandiano. Tras 11 a?os de poder, Mitterrand es un monarca republicano que no se resigna a partir., Aislado de la opini¨®n p¨²blica, y del propio PS, el presidente reina desde el El¨ªseo usando de los enormes poderes que le otorga la Constituci¨®n gaullista y confiando s¨®lo en un peque?o c¨ªrculo de cortesanos.Su edad, 75 a?os, y su excesiva confianza en su propia habilidad impiden a Mitterrand reaccionar con la rapidez e inteligencia que los tiempos requieren. Su credibilidad y la de los socialistas est¨¢n minadas por una permanencia en el poder que sus compatriotas juzgan excesiva y tambi¨¦n por el abandono de casi todos los principios pol¨ªticos e ideol¨®gicos, la entronizaci¨®n del amiguismo, la contaminaci¨®n de hemofilicos con el virus del sida, la vinculaci¨®n con esc¨¢ndalos financieros y la amnist¨ªa concedida a pol¨ªticos corruptos.
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