Censores en la Redacci¨®n
La prensa venezolana retira informaciones del golpe, presionada por el partido gobernante
Los peri¨®dicos de Venezuela viven por primera vez en 34 a?os, desde la restauraci¨®n de la democracia, una experiencia in¨¦dita: la presencia de censores en la Redacci¨®n. Lo m¨¢s llamativo es que los comisionados del Ministerio de Relaciones Interiores, como se llaman a s¨ª mismos los censores, no son funcionarios p¨²blicos, sino dirigentes de Acci¨®n Democr¨¢tica (AD), el partido que gobierna.La suspensi¨®n de garant¨ªas constitucionales, decretada por el Ejecutivo y aprobada casi por unanimidad en el Congreso, ha metido en las redacciones a estos singulares hu¨¦spedes. Varios diarios y revistas venezolanas han experimentado ya las consecuencias de la censura y vieron secuestradas sus ediciones o decidieron retirar informaciones ante los consejos amistosos del censor de turno.
El Nacional, una instituci¨®n en la prensa latinoamericana, convive desde el viernes por la tarde con Pedro Pablo Alc¨¢ntara, de 45 a?os, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad Sim¨®n Rodr¨ªguez, de Caracas, dirigente adeco y ex candidato a gobernador del Estado de Lara. En la noche del viernes, Alc¨¢ntara aconsej¨® que el peri¨®dico no publicara dos anuncios sobre el golpe y sus motivos enviados como publicidad pagada por los diputados del partido de izquierda Causa R. Para completar el trabajo del censor, a la puerta de El Nacional efectivos de la Direcci¨®n de Servicios de Inteligencia y Prevenci¨®n (Disip), la polic¨ªa pol¨ªtica, atravesaron sus veh¨ªculos en la calle e impidieron la distribuci¨®n del diario durante hora y media.
En la noche del s¨¢bado, la actuaci¨®n del censor adquiri¨® visos kafkianos. Sentado en un despacho junto a la jefatura de Redacci¨®n, Alc¨¢ntara, visiblemente inc¨®modo, esbozaba una sonrisa que a veces se convert¨ªa en mueca y trataba de gastar bromas a sus "amigos periodistas". A la hora de la verdad, fue a llamar discretamente por tel¨¦fono y regres¨® con la advertencia de que la informaci¨®n sobre una rueda de prensa de generales retirados no deber¨ªa publicarse, porque as¨ª lo ped¨ªa el presidente de la Rep¨²blica. Tras varias idas y venidas, debates y discusiones, el director de El Nacional, Alfredo Pe?a, opt¨® por dejar en blanco el espacio destinado a la informaci¨®n.
Pe?a explic¨® que el presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez se hab¨ªa reunido individualmente con los directores y editores de cada medio tras el golpe y hab¨ªa asegurado que no habr¨ªa censura. Ante la nueva situaci¨®n, Pe?a comenta: "Es una incongruencia del presidente: Parece que hubieran triunfado los golpistas". En medio de la conversaci¨®n con tres periodistas extranjeros, llega al despacho del director el aviso de que acaban de entrar al peri¨®dico cuatro polic¨ªas de la Disip y altos funcionarios del Ministerio del Interior.
En una Redacci¨®n ya casi vac¨ªa, poco antes de que el peri¨®dico entrara en imprenta, se organiz¨® un debate sobre libertad de expresi¨®n, censura y responsabilidad de la prensa. El director general de Pol¨ªtica del Ministerio de Relaciones Interiores, Alfredo Guevara, escuchaba la queja de los periodistas: "Esto no ha ocurrido desde la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez". Guevara respond¨ªa que el objetivo de las medidas es evitar convertir al cabecilla gol pista, teniente coronel Hugo Ch¨¢vez, en un h¨¦roe.
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