La madurez de Torres-Pardo

En el a?o del V Centenario no todo son ocasiones para la programaci¨®n de visitas de grandes orquestas de lucimiento obvio, y, as¨ª, la Fundaci¨®n Caja de Madrid ha tenido la acertada idea de presentar un ciclo de cuatro recitales enlazando el piano espa?ol y americano de la mano de cuatro de los m¨¢s seguros valores del actual panorama de j¨®venes pianistas espa?oles. Para mayor coherencia, todos ellos -Sylvia Tor¨¢n, Rosa Torres-Pardo, Pedro Carbonel e Ignacio Mar¨ªn Bocanegra- han cursado sus estudios a caballo entre Espa?a y Am¨¦rica.Rosa Torres-Pardo probablemente encabece el plantel de la nueva generaci¨®n pian¨ªstica hisp¨¢nica. En esta ocasi¨®n, abordaba un extenuante programa integrado por las Cuatro piezas espa?olas, de Falla; el segundo cuaderno de Iberia, de Alb¨¦niz; Las quejas y El amor y la muerte, de Granados, para concluir oficialmente con la Introducci¨®n, fuga y final, de Crist¨®bal Halffter.

Tal repertorio s¨®lo puede acometerse gracias a una poderosa t¨¦cnica y una buena dosis de fortaleza f¨ªsica. De ambas cosas nos hab¨ªa ya dado Rosa Torres-Pardo pruebas sobradas, pero esta vez hemos podido observar algo m¨¢s importante: la madurez y el equilibrio de una aut¨¦ntica artista que da un paso decisivo en su carrera.

Dominio ejemplar

El temperamento algo exuberante que tan bien encajaba con obras como Petrushka o los conciertos de Prokofiev, admirables caballos de batalla, es ahora dominado de forma ejemplar para dosificarlo seg¨²n las conveniencias musicales, incorporando la capacidad de introspecci¨®n y recreaci¨®n musical a partir de las cuales se construye un artista. A Torres-Pardo se le abren nuevos caminos.Resalt¨®, entre todo el recital, el lirismo de resignado dolor en el Granados y la portentosa exhibici¨®n en la stravinskiana pieza de Halffter.