"Hay que pagar la investigaci¨®n b¨¢sica"
"Es importante gastar en investigaci¨®n b¨¢sica", dice Erwin Neher, para quien la soluci¨®n de problemas como la curaci¨®n del c¨¢ncer o del sida pasa por el conocimiento fundamental. "Si se promueven exclusivamente estudios directamente aplicables, grandes institutos dedicados, por ejemplo, a buscar un remedio para curar el c¨¢ncer, y se olvidan las investigaciones b¨¢sicas, no se logra nada. Hay instituciones que llevan a?os tratando de resolver determinado problema sin resultados".Neher, que ha trabajado en distintos laboratorios de Estados Unidos y Europa, encuentra marcadas diferencias entre el modo de hacer ciencia en Am¨¦rica con respecto a Europa. "En Estados Unidos se investiga a corto plazo y m¨¢s r¨¢pidamente. Esto est¨¢ vinculado a que los recursos econ¨®micos van a un determinado proyecto, algo que, por ejemplo, en el Instituto Max Planck s¨®lo se hace excepcionalmente. En Europa, la tendencia es realizar proyectos a largo plazo y con continuidad", afirma.
"La investigaci¨®n b¨¢sica progresa de acuerdo a su propio ritmo", afirma el f¨ªsico alem¨¢n, quien asegura que, el estudio de los canales i¨®nicos ha dado respuesta colateral a muchos problemas m¨¦dicos. "En la fibrosis qu¨ªstica, una enfermedad hereditaria caracterizada por debilidad muscular, no funcionan los canales i¨®nicos que normalmente permitir¨ªan la entrada de cloro a la c¨¦lula
La contribuci¨®n de Erwin Neher y Bert Sakmann a la fisiolog¨ªa celular es, seg¨²n los expertos, comparable al descubrimiento de la estructura del ¨¢cido desoxirribonucleico (ADN), base de la herencia. Ellos estudiaron el funcionamiento el¨¦ctrico de los canales i¨®nicos: "Son prote¨ªnas interpuestas en la membrana de la c¨¦lula. Cuando estas mol¨¦culas cambian de forma, dejan pasar iones (part¨ªculas con carga el¨¦ctrica) al interior. Son como puertas, de entrada al interior de las c¨¦lulas que se abren y se cierran". Al explicar el funcionamiento de estas diminutas v¨ªas de comunicaci¨®n, los investigadores han abierto un enorme campo de estudio.
Despacho en Madrid
Neher tiene un peque?o despacho en el departamento de Farmacolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, donde trabaja unos tres meses al a?o. Pero la mayor parte del tiempo est¨¢ en el laboratorio haciendo registros intracelulares. En esta ocasi¨®n vino a Madrid invitado por la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces para participar en un seminario que tendr¨¢ lugar el d¨ªa 18 de febrero ea la sede de la fundaci¨®n.
Desde 1983 dirige el departamento de Biof¨ªsica de Membranas del Instituto Max Planck de Gotinga (Alemania), donde trabaja 11 horas diarias, de las que dedica dos o tres a experimentos de laboratorio. "No hay posibilidad de investigar si no es trabajando duro", dice sencillamente. Su problema actual es conocer detalles del proceso de secreci¨®n celular. "Todas las c¨¦lulas o se contraen o segregan productos, as¨ª que ¨¦ste es un proceso fundamental", asegura.
Aunque satisfecho por el Nobel, Neher rechaza que el premio pueda cambiar su personalidad. "?Por qu¨¦ iba a hacerlo?", pregunta este investigador exento de vanidad, al que te resulta f¨¢cil sonre¨ªr y ruborizarse. Cuando se supo la decisi¨®n del Nobel, Neher recibi¨® un aluvi¨®n de mensajes de cient¨ªficos de todo el mundo. "Expresaban un¨¢nimemente que la decisi¨®n beneficiaba la investigaci¨®n b¨¢sica en canales i¨®nicos. Algo a lo que yo tengo que agregar que fue el uso de esta t¨¦cnica en muchos laboratorios lo que al final motiv¨® la decisi¨®n".
Seg¨²n Neher, la investigaci¨®n cient¨ªfica atraviesa un profundo proceso de reconversi¨®n, en los nuevos Estados alemanes de la antigua RDA. "Se est¨¢ reestructurando un sistema que no descansaba en consideraciones cient¨ªficas. Hab¨ªa institutos con muchas personas, para compensar la falta de equipos. Se hac¨ªa alguna buena ciencia, pero los investigadores ten¨ªan que fabricar sus propias herramientas y reactivos. Ahora la ciencia en la antigua RDA se est¨¢ adaptando a la forma de, funcionar de todos los pa¨ªses", explica Neher, que desde antes de la reunificaci¨®n colaboraba con cient¨ªficos de la antigua RDA. Algunos, comenta el reciente premio Nobel, se incorporar¨¢n a trabajar en instalaciones del Instituto Max Planck.
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