D¨¦bil negocio
La tan cacareada crisis del mercado internacional del arte era quiz¨¢ el nubarr¨®n menos inmediatamente peligroso sobre Arco 92, para un pa¨ªs como el nuestro en el que a¨²n dicho mercado est¨¢ en trance de creaci¨®n. El balance final sobre esta und¨¦cima edici¨®n de Arco 92 es que contin¨²a adelante.No obstante, antes de explicarlo hay que volver a advertir que se trata de una feria de arte y no de una bienal, ni de una muestra selectiva donde se proponen rigurosamente nuevas tendencias art¨ªsticas, ni nada que se le parezca, porque, tras 11 a?os, todav¨ªa no es raro o¨ªr comentar, con cierta iracundia, que ?no es m¨¢s que una feria!.
Pues bien, sabiendo que Arco es , en efecto, una feria , que circunstancialmente puede cumplir otras funciones culturales complementarias dada la peculiar situaci¨®n de nuestro pa¨ªs, creo que esta edici¨®n ha logrado superar parte de las amenazas m¨¢s temibles que se cern¨ªan sobre ella. La primera de ellas se refer¨ªa al hundimiento de la oferta de firmas extranjeras, que indudablemente se ha hecho notar, pero en t¨¦rminos menos apocal¨ªpticos de los esperados. Han faltado, sin duda, bastantes de las galer¨ªas m¨¢s prestigiosas que paulatinamente se hab¨ªan logrado incorporar, pero el m¨¢s de centenar de expositores extranjeros es, desde el punto de vista cuantitativo, una cifra bastante redonda, aunque, desde el cualitativo, s¨®lo hayan destacado una docena.
Otra amenaza era comprobar el funcionamiento de la nueva sede ferial. La mejora de las condiciones materiales del nuevo recinto es tan incontestable que ha cosechado el elogio de profesionales, mientras que el p¨²blico ha acudido tan masivamente o m¨¢s que en a?os anteriores.
Intereses personales
Por ¨²ltimo, la calidad de la oferta de las galer¨ªas espa?olas ha sido, tambi¨¦n en t¨¦rminos generales, sobresaliente, aunque es cierto que los miembros del comit¨¦ organizador deben hacer un esfuerzo de mejorar el criterio, lo que, a veces, supone posponer intereses y particularismos personales, no para bajar la calidad media sino, todo lo contrario, para elevarla, pues, aunque no hay aut¨¦nticos disonancias, s¨ª se nota que algunas galer¨ªas que no est¨¢n, habi¨¦ndolo solicitado, ocupar¨ªan mejor los puestos de otras.
Las actividades culturales pueden asimismo ser objeto de una selecci¨®n m¨¢s depurada y profesional, ya que se tiene la sensaci¨®n de que en este cap¨ªtulo hay como una fascinaci¨®n ante los enunciados rimbombantes en detrimento de lo que despu¨¦s se ofrece.
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