M¨¢s cr¨ªticas que adhesiones
El efecto multiplicador de la inversi¨®n sobre la maltrecha econom¨ªa vasca, su capacidad para revitalizar el sector servicios y crear empleo, y el papel de las infraestructuras culturales en la atracci¨®n de capitales han sido repetidos machaconamente a favor de la creaci¨®n del Museo Guggenheim en Bilbao. Pero ni los rasgos art¨ªsticos ni las ventajas econ¨®micas han servido para disipar las dudas que el acuerdo entre las instituciones vascas y la Fundaci¨®n Guggenheim ha levantado en un amplio sector de la cultura y entre los partidos de la oposici¨®n.Las cr¨ªticas al proyecto, m¨¢s ruidosas que las adhesiones, han denunciado la carencia de una pol¨ªtica cultural adaptada a las necesidades del pa¨ªs, que prima proyectos de alto coste hacia donde se desv¨ªan las partidas presupuestarias que hasta ahora apoyaban el teatro, las artes pl¨¢sticas, las editoriales, la m¨²sica o la danza. Los presupuestos de Cultura en este a?o dirigen la pr¨¢ctica totalidad de las partidas a la financiaci¨®n de proyectos costosos -el Museo Guggenheim, el pabell¨®n de la Expo-92, el programa Am¨¦rica y los vascos, la reforma del vel¨®dromo de Anoeta en San Sebasti¨¢n y la Radio Televisi¨®n Vasca- y, en consecuencia, se reduce sensiblemente la actividad de las iniciativas m¨¢s d¨¦biles.
Las opiniones cr¨ªticas al giro en la distribuci¨®n presupuestarla del departamento de Cultura se han agrupado en la coordinadora Kultur Kezka, que re¨²ne a m¨¢s de 200 personas de las artes pl¨¢sticas, el teatro, la m¨²sica, el cine y la literatura, entre ellas el escultor N¨¦stor Basterretxea, el director de cine Juanma Bajo Ulloa, cantantes como Mikel Laboa y Txomin Artola y el escritor Alfonso Sastre. Sus cr¨ªticas fueron precedidas por las descalificaciones del escultor Jorge Oteiza, las m¨¢s demoledoras contra el proyecto del museo. Oteiza dijo que el acuerdo es "un negocio repugnante".
Otros artistas muestran opiniones m¨¢s prudentes. "No me opongo al Guggenheim", explica el escultor N¨¦stor Basterretxea, ex consejero del departamento vasco de Cultura, "pero no puedo ocultar mi recelo". "Los Gobiernos nacionalistas nunca han demostrado sensibilidad alguna frente al arte moderno. Tengo que dudar sobre los objetivos y el ¨¦xito de la instalaci¨®n del Guggenheim en Bilbao".
Los miembros de colectivos m¨¢s modestos que trabajan en el terreno de la cultura popular reclaman una mayor atenci¨®n de las instituciones. "Defienden una pol¨ªtica cultural de escaparate, basada en la prepotencia", dice Larra?aga, de Kultur Kezkak.
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