El due?o de un piso echa a un inquilino que no pod¨ªa pagar una subida de 76.000 pesetas
Francisco Barjola est¨¢ agobiado. El due?o del piso que alquil¨® hace cuatro a?os por 42.000 pesetas le ha aplicado el decreto Boyer y lo ha desahuciado. "Quer¨ªa subirme la renta, de golpe, a 125.000 pesetas, y mi sueldo [120.000] no da para tanto". "Si no puedes, tienes que dejar la casa", asegura que le dijo Luis Urech, due?o de los 10 pisos que forman el inmueble, ubicado en el n¨²mero 4 de la calle de Castell¨®. ?ste es un caso m¨¢s de los efectos del referido decreto.
Francisco Barjola, su hermana y dos sobrinos tuvieron que dejar la vivienda, obligados por un juez, y tras un a?o de pleitos, la pasada semana. Desde que el magistrado le envi¨®, el pasado 8 de enero, la orden de desalojo, Barjola no cej¨® de comprar el Segunda Mano y de dar vueltas por Madrid en busca de un piso asequible a su d¨¦bil econom¨ªa.Tras patearse media ciudad encontr¨® hace unos d¨ªas, por fin, una vivienda en el barrio de Campamento. Setenta mil mensuales y tres habitaciones. "El domingo pasado lo vimos sacando los muebles del edificio", se?al¨® ayer una de sus antiguas vecinas de la calle de Castell¨®.
Poco despu¨¦s de recibir la orden de desahucio, Barjola se derrumb¨® an¨ªmicamente: "No s¨¦ qu¨¦ hacer ni ad¨®nde ir", comentaba, impotente.
El desahuciado compart¨ªa la vivienda de la calle de Castell¨® con su hermana, desempleada y separada, y dos hijos de ¨¦sta. En los momentos m¨¢s cr¨ªticos, cuando no sab¨ªan qu¨¦ hacer ni d¨®nde ir, ambos hermanos llegaron a plantearse la posibilidad de internar a los ni?os, de 12 y 8 a?os, en un colegio gratuito de la Comunidad.
Barjola, empleado de hosteler¨ªa, alquil¨® la vivienda que ha tenido que desocupar (de unos 100 metros cuadrados) en 42.000 pesetas el 1 de enero de 1987. Entonces acord¨® con su arrendatario, Luis Urech, subir anualmente la renta de acuerdo con el ¨ªndice de precios al consumo (IPC). As¨ª ocurri¨® hasta noviembre de 1990, cuando el alquiler ascend¨ªa a 49.000 pesetas. Ese mes, evoca, su casero le dijo que si quer¨ªa renovar el contrato ten¨ªa que pagarle 125.000 pesetas desde enero de 1991, 76.000 m¨¢s al mes que hasta entonces: un 255% de incremento. Es decir, o el aumento brutal o volver a buscar casa.
El decreto Boyer permite renovar los contratos cada a?o. En teor¨ªa debe aplicarse un aumento del IPC, pero los due?os amenazan a los inquilinos con no renovar el contrato si no acceden a pagar cantidades superiores.
"Cuando le dije que mi sueldo no daba para tanto", recuerda Barjola, "insisti¨® en que ten¨ªa que irme, y puso la excusa de que necesitaba la vivienda para un familiar". Barjola afirma que eso es "mentira". Y lo argumenta: "Despu¨¦s ha alquilado otras casas, por m¨¢s de 100.000 pesetas, a gente que no son precisamente familiares suyos".
Recibos dudosos
Luis Urech ha asegurado que la causa del desahucio no radica en el dinero. El due?o mantuvo este di¨¢logo con un redactor de este peri¨®dico:-El inquilino dice que le ha pedido recibos legales del alquiler con objeto de desgravar a Hacienda y que usted se ha limitado a darle otros que no sirven para ese menester.
-Eso es mentira. Le he facilitado recibos siempre que los ha pagado, y todos legales. Otra cosa es que ¨¦l no sepa c¨®mo son los recibos legales.
-?Le debe alguna mensualidad?
-S¨ª: todas las del a?o pasado [desde que empez¨® el pleito]. Pero se las he perdonado. Lo que quiero es que se marche de la vivienda, porque la necesito.
-Su inquilino argumenta que, con posterioridad al aviso para que dejase libre la vivienda, usted ha alquilado otras en el mismo inmueble, y ninguna de ellas a un familiar.
-Es mentira, pero no tengo por qu¨¦ contestarle.
En septiembre del a?o pasado (nueve meses despu¨¦s de comunicarle a Barjola que supuestamente necesitaba el piso para un familiar), Luis Urech alquil¨® a unas estudiantes francesas el segundo izquierda por 120.000 pesetas, seg¨²n han manifestado los propios arrendatarios a este peri¨®dico.
Este casero tiene alquilado el tercero derecha de ese bloque, el que hay situado enfrente del que ten¨ªa Barjola, en 125.000, y el segundo derecha, en 90.000. Igual precio pagan los del segundo izquierda, a los que tambi¨¦n les subi¨® de golpe 30.000 pesetas. "Ahora estamos asustados, pues el contrato cumple dentro de poco y no sabemos qu¨¦ piensa hacer el due?o", asegura la inquilina de este ¨²ltimo inmueble.
El bloque de 10 pisos que posee Urech en la calle de Castell¨® incluye tambi¨¦n dos buhardillas y dos pisos de renta antigua. Por uno de ellos, afirma Barjola, "cobra 12.000 pesetas al mes, m¨¢s una gratificaci¨®n aparte de 5.000 que le da el inquilino".
Ahora, cuando lo peor ya ha pasado, Francisco Barjola recuerda con amargura el d¨ªa que su arrendador le dijo que cuando se marchara volver¨ªa a alquilarlo a un precio superior y que en s¨®lo unos meses, con las 125.000 que pide de alquiler, recobrar¨ªa el dinero que ha dejado de percibir en 1991 como consecuencia del pleito.
Recuerdos ingratos
Semanas antes de que encontrara su nueva vivienda de Campamento, Barjola refiri¨® tambi¨¦n, visiblemente desolado: "Los ni?os est¨¢n por medio. ?Ad¨®nde los llevamos ahora, a mitad de curso? Hemos estado mirando algunos pisos, pero todos son muy caros y no podemos pagarlos. Mi n¨®mina es de 77.000 pesetas, aunque al mes suelo cobrar, netas, unas 120.000".Barjola sentenci¨®: "No hay derecho a este atropello; siempre he pagado todas las mensualidades sin retraso: medio mill¨®n al a?o. Y todo a pesar de que la casa tiene goteras y necesita reparaciones que el due?o siempre se ha negado a realizar. Me ofreci¨® 50.000 pesetas para que me fuera, pero ?a d¨®nde pod¨ªamos ir con ese dinero?".
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