Virus

Es excesivo. Salgo de viaje y dejo a mi pa¨ªs v¨ªctima de Ibercorp, a mi perro en manos mercenarias, a las manos mercenarias a merced del destino, y al AVE tren rigurosamente controlado por uniformados, de modo que, m¨¢s que un tren, parece unas elecciones en Sarajevo. Por si fuera poco, tambi¨¦n mi ordenador corre peligro.Y es que la vida puede resultar muy traicionera.

Hace alg¨²n tiempo decid¨ª informatizarme, llevada por una est¨²pida raz¨®n ecol¨®gica. No m¨¢s papel, me dije, por mi culpa no seguir¨¢n talando ¨¢rboles. Poco despu¨¦s ca¨ª en la cuenta de mi error: para confeccionar las monta?as de manuales de instrucciones que acompa?an cada aparato han tenido que talar pr¨¢cticamente toda Suecia, sin que ello represente un m¨ªnimo aporte cultural, todo lo contrario, porque la lectura del tremendo castellano al que han sido traducidas las consignas redunda en el empobrecimiento de la mente y el vac¨ªo del esp¨ªritu.

Para entonces, cuando comprend¨ª la trampa del invento, ya era demasiado tarde, me hab¨ªa gastado un dineral -una inversi¨®n, dijeron todos, sobre todo los que desconfiban de m¨ª porque leo libros- y casi me hab¨ªa habituado a la presencia de la pantalla en casa. En realidad, hace mucha compa?¨ªa, y posee la ventaja, frente a la televisi¨®n, de que no sale Aznar.

Y ahora llegan los malditos virus. Viernes 13, Michelangelo, ?ad¨®nde iremos a parar? Le he puesto a mi ordenador una manta a cuadros y una bufandita, pero temo que no bastar¨¢. Me voy, e ignoro que es lo que hallar¨¦ a mi regreso. Ser¨ªa espeluznante que, despu¨¦s de haber perdido la memoria de verdad, nos qued¨¢ramos sin el suced¨¢neo del conocimiento acumulado en la inform¨¢tica y tuvi¨¦ramos que recordar.