El descubrimiento de los flamencos

Era dif¨ªcil el empe?o de llevar la traves¨ªa del Descubrimiento, en versi¨®n flamenca, a un escenario teatral. El espacio se vertebra en torno a un m¨¢stil de nave en el centro de una plataforma giratoria. Es una buena idea, pues lo dem¨¢s, lo accesorio -la tela que simula el oleaje, la vela agitada por el viento, los barquitos navegando, los p¨¢jaros, los farolitos-, sobra.Es uno de esos casos en que si no aceptamos las convenciones el espect¨¢culo no puede mantenerse. En ?Tierra! hay un esfuerzo considerable por hacer cre¨ªble lo que se nos muestra, y lo consiguen de manera intermitente. Los momentos de mayor inter¨¦s esc¨¦nico, obviamente, coinciden con aquellos en que el espect¨¢culo que se ofrece, el veh¨ªculo expresivo, es m¨¢s atractivo.

En definitiva, lo que condiciona todo es el cante, el toque y el baile. Cuando son buenos, el espectador se deja prender en su encanto.

Lebrijano

Y hay p¨¢ginas muy hermosas, ciertamente. La albore¨¢, tan agradecida siempre; la fiesta por buler¨ªas, con esas pinceladitas sobrias del Cuchara; casi todos los bailes, con un conjunto entregado y muy disciplinado y un espl¨¦ndido quehacer de la Bueno y el Mimbre, singularmente en la siguiriya y las alegr¨ªas.El cante tuvo su principal protagonista en Lebrijano, secundado con eficacia por G¨®mez de Jerez, Ana Pe?a y Patro Soto. Juan Pe?a tendi¨® a aliviar los cantes, y me queda la duda de si lo hizo de ese modo por no encontrarse ¨¦l en su mejor momento o si fue por considerar que el espect¨¢culo teatral exige ese aligeramiento.

En cualquier caso, obtuvo un ¨¦xito personal considerable, como principal responsable de una empresa ins¨®lita, dif¨ªcil y s¨®lo parcialmente lograda.