Los conservadores recurren a Thatcher para mejorar sus expectativas electorales
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
El Partido Conservador no levanta el vuelo en los sondeos preelectorales. La leve pero persistente ventaja laborista ha obligado a los dirigentes tories a tragarse su orgullo y recuperar, para situarla al frente de la campa?a, a Margaret Thatcher, la ex primera ministra que ellos mismos derribaron en noviembre de 1990. De un d¨ªa para otro, Thatcher ha dejado de ser un estorbo y ha vuelto triunfalmente para convertirse en el mascar¨®n de proa del buque conservador.
Thatcher intervino el domingo en un mitin en Londres para lanzar un furioso ataque contra "la amenaza socialista" que, seg¨²n ella, encarnan los laboristas. La intervenci¨®n estaba programada desde hace un par de semanas, pero en principio deb¨ªa ser m¨¢s breve y discreta. Fuentes conservadoras admiten que la escasa repercusi¨®n popular obtenida en la primera semana de campa?a aconseja "endurecer el tono" de los ataques contra los dem¨¢s partidos y, simult¨¢neamente, "expresar con m¨¢s claridad" qu¨¦ ofrecen los tories para obtener una cuarta legislatura en el poder. Todo esto ser¨¢ m¨¢s sencillo, dicen, si Thatcher vuelve a la tribuna de oradores.Se trata de una aut¨¦ntica cura de humildad para John Major y para el presidente del partido, Chris Patten. El manifiesto electoral conservador, del que ambos son m¨¢ximos responsables, no hac¨ªa ninguna menci¨®n a la d¨¦cada thatcherista en sus 50 folios y s¨®lo citaba a Margaret Thatcher en una nota a pie de p¨¢gina, referida a un debate parlamentario sobre la Comunidad Europea. La nueva l¨ªnea del partido pretend¨ªa aproximarse a la democracia cristiana continental y abandonar el radicalismo de Thatcher; este cambio de rumbo no ha dado, de momento, los resultados previstos.
Chris Patten, enemigo declarado de Thatcher, pareci¨® echarse una reprimenda a s¨ª mismo cuando la present¨® en el mitin del domingo: "Los Gobiernos que has encabezado, Margaret, han cambiado el Reino Unido; nadie deber¨ªa olvidar esto". En una esquina del estrado, serio y callado, permanec¨ªa Michael Heseltine, el hombre que forz¨® personalmente la ca¨ªda de Thatcher. La ex primera ministra no dud¨® en criticar la forma en que ha comenzado la campa?a conservadora: "No debemos permanecer a la defensiva. Hay que atacar, atacar, atacar", exclam¨®.
Los laboristas afirman que la recuperaci¨®n de Thatcher demuestra que "ha cundido el p¨¢nico entre los conservadores". Los liberal-dem¨®cratas tambi¨¦n observan "un evidente desconcierto" en las filas de John Major. Los tories no han esgrimido hasta ahora otro argumento electoral que la rebaja en los impuestos, frente a la elevaci¨®n propuesta por los laboristas para los salarios m¨¢s altos. Major y su gente agitan una y otra vez el espantajo de los "impuestos confiscatorios" que "arruinar¨¢n a la clase media" y "acabar¨¢n con la prosperidad brit¨¢nica".
Pero la prosperidad que se atribuyen los conservadores es muy discutible. Los sucesivos ¨ªndices de desempleo, inflaci¨®n y d¨¦ficit comercial demuestran en conjunto que la recesi¨®n es mucho m¨¢s grave de lo que admite el canciller del Exchequer, Norman Lamont.
Para complicar m¨¢s la situaci¨®n de Major y de su canciller financiero, el diario The Guardian public¨® ayer un informe que demostraba que el presupuesto presentado por Lamont justo antes de convocarse las elecciones no equilibra los gastos corrientes del Estado con los ingresos por impuestos, un principio que ha sido escrupulosamente respetado por todos los Gobiernos brit¨¢nicos en los ¨²ltimos 30 a?os.
Seg¨²n The Guardian, buena parte de la deuda p¨²blica (hasta cinco billones de pesetas en 1984) no se destinar¨¢ a inversiones que reactiven la econom¨ªa, sino a pagar gastos corrientes y a hacer posible la reducci¨®n de impuestos en la que los tories basan sus esperanzas de ¨¦xito en las elecciones.
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