Daniel Barenboim, entusiasmado con el p¨²blico de Madrid

Daniel Barenboim no ces¨® de elogiar el martes por la noche al p¨²blico que hab¨ªa acudido a escuchar el primero de los dos conciertos que ha dirigido en el Auditorio Nacional de Madrid con la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago, de la que es titular. El pianista y director de orquesta argentino-israel¨ª no ocult¨® su satisfacci¨®n por el ¨¦xito del concierto a todos los que acud¨ªan a su camerino a saludarle. "?Qu¨¦ p¨²blico m¨¢s caluroso!", dijo a sus interlocutores. Barenboim dirigi¨® ayer el estreno europeo de la Sinfon¨ªa n¨²mero 1 del estadounidense John Corigliano, que ha escrito la obra como respuesta a la crisis del sida.

Mientras alababa al p¨²blico de Madrid ante todos los que acudieron a saludarle en su camerino, Barenboim preguntaba una y otra vez a sus amigos de confianza, con cierta preocupaci¨®n y sin ocultar su habitual nerviosismo, si la secci¨®n de metal de la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago hab¨ªa sonado demasiado fuerte.Aunque el pianista y director de orquesta ya hab¨ªa dirigido en 1989 en el Auditorio Nacional a la Orquesta de Par¨ªs, ten¨ªa todav¨ªa muy presentes los problemas de audici¨®n, por exceso, de las secciones de metal de las orquestas que hab¨ªa dirigido en sus anteriores conciertos en el Teatro Real. Sus amigos le repitieron hasta la saciedad que todo hab¨ªa ido muy bien y que si el metal de la Sinf¨®nica de Chicago hab¨ªa sonado fuerte era porque las obras de Strauss, compositor al que se dedic¨® de forma monogr¨¢fica el programa, as¨ª lo requieren.

La inquietud de Barenboim pareci¨® inexplicable a quienes se reunieron en su camerino tras el concierto, ya que las ovaciones m¨¢s calurosas fueron dedicadas a la secci¨®n de metal de la orquesta y en especial a las trompas, cuya calidad puede ser calificada sin reparos de perfecta.

Expectaci¨®n

Los dos conciertos de Daniel Barenboim en Madrid con la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago hab¨ªan despertado gran expectaci¨®n entre los aficionados madrile?os, que anteayer y ayer llenaron por completo el Auditorio Nacional. Las entradas, agotadas desde hac¨ªa d¨ªas, hab¨ªan sido convenientemente racionadas por la organizaci¨®n, Madrid Capital Europea de la Cultura, que hab¨ªa acotado la venta de las 1.600 localidades disponibles a s¨®lo dos por persona. El resto de las entradas, alrededor de 500, fueron destinadas a invitaciones.Tanto en la media parte del concierto como al final, los elogios del p¨²blico a la orquesta y al director fueron uno de los temas de conversaci¨®n preferidos de la mayor¨ªa de los asistentes. No faltaron, sin embargo, los perfeccionistas y los que todav¨ªa avivan la controversia de que Daniel Barenboim es un pianista brillante, pero no un excelente director de orquesta. Prueba de ello es que nadie dud¨® de la gran calidad de la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago, pero s¨ª de que Barenboim sea la mejor batuta posible para tan brillante conjunto.

Este tipo de comentarios sobre Barenboim director de orquesta son habituales entre los aficionados. ?l y otros colegas suyos que adem¨¢s ' de tocar un instrumento como solistas se han dedicado a la direcci¨®n de orquesta han sufrido las cr¨ªticas de los que consideran que es imposible hacer bien m¨¢s de una cosa. Pero Barenboim ha dicho siempre que ¨¦ste tipo de comentarios, le traen sin cuidado. "Soy un m¨²sico aparte, siempre he hecho lo que he considerado que deb¨ªa hacer al margen de las tendencias en boga y, aunque esto se paga, prefiero vivir sin la inquietud que causa la insatisfacci¨®n de no poder hacer lo que se quiere", dijo.