Kupres huele a muerte
En Bosnia-Herzegovina, los vecinos de ayer hoy se matan
El hedor de los cad¨¢veres humanos pudri¨¦ndose y el de las casas quemadas se mezclan en Kupres. La planicie de Kupres, a unos 100 kil¨®metros al oeste de Sarajevo, a m¨¢s de 1.000 metros de altura, donde s¨®lo en julio no hay nieve, con sus 10.000 habitantes dispersos en pueblos peque?os -mitad serbios, mitad croatas-, fue campo de batalla al inicio de abril. Los croatas intentaron apoderarse de este punto estrat¨¦gico. El Ej¨¦rcito federal reaccion¨® con fuerza, enviando tanques y aviones.
Las mujeres y los ni?os hab¨ªan sido evacuados una semana antes de la contienda. Quedaron s¨®lo los varones para combatir: los croatas defend¨ªan sus hogares; los serbios, los suyos. Al final de la batalla quedaron los cad¨¢veres. Frente al destruido hospital de Kupres, un pope ortodoxo oficia la liturgia al aire libre. Diez ata¨²des hechos apresuradamente encierran los cad¨¢veres de los combatientes serbios. Algunos est¨¢n mutilados: cabeza partida en dos, u ojos y orejas cortados. Los supervivientes serbios y las fuerzas paramilitares de esta etnia bajo el mando del Ej¨¦rcito federal no esconden su deseo de venganza. Un miliciano apunta su Kal¨¢shnikov hacia una veintena de periodistas, extranjeros y bosnios, tra¨ªdos de Sarajevo a Kupres en helic¨®ptero militar. Quiere matar a los periodistas croatas y alemanes.
Cad¨¢veres abandonados
Dos ch¨®feres militares nos conducen a Donji Malovan, aldea de una docena de casas en la monta?a. Los cerdos hurgan la tierra empapada de sangre. "No sabemos d¨®nde est¨¢n las v¨ªctimas, ni los cad¨¢veres", explica un combatiente local. A lo largo de la carretera que conecta los peque?os pueblos de Kupres yacen los soldados croatas muertos. El coronel Vitomir Grujic precisa: "Hubo 126 v¨ªctimas croatas".
Los militares dicen que s¨®lo los serbios han sido aniquilados. Sava, residente de Kupres, vestido con uniforme militar, como todos los hombres, susurra: "Los pueblos est¨¢n tambi¨¦n destruidos. Hubo matanzas de ambas partes".
El helic¨®ptero se levanta de Kupres y desde el cielo los campos monta?osos parecen id¨ªlicos. S¨®lo que nadie trabaja la tierra en esta ¨¦poca de primavera. Los hombres est¨¢n movilizados por uno u otro bando. En las laderas de las monta?as yacen cad¨¢veres abandonados.
Kupres es tan s¨®lo un microcosmos del terrible ambiente b¨¦lico de Bosnia, donde la situaci¨®n pol¨ªtica y militar, as¨ª como la composici¨®n ¨¦tnica, difieren de un pueblo a otro, de una ciudad a otra. Las fuerzas croatas controlan Herzegovina accidental. Las insignias en sus uniformes son croatas y no bosnias. En otras regiones es el Partido Democr¨¢tico Serbio quien decidi¨® establecer su Estado independiente, siendo o no los serbios mayor¨ªa.
Ratko Adzic, durante 26 a?os miembro del partido comunista, f¨ªsico empleado en una f¨¢brica militar antes de la guerra, ahora es el hombre fuerte del PDS en Iliajs, municipio a 12 kil¨®metros de Sarajevo, escindido como tantos otros del poder central. Vestido con uniforme de camuflaje y cargado de armas, Adzic: no tiene dudas: "Nunca vivir¨¦ en un Estado musulm¨¢n". En el municipio de Iliajs, con 25.000 habitantes, un 45% son serbios y un 41% musulmanes. Para Adzic, la divisi¨®n de Bosnia es una cuesti¨®n t¨¦cnica: "Se dividen los municipios, los pueblos, y cada cual vivir¨¢ en su Estado. Los serbios no aceptar¨¢n el poder musulm¨¢n, ni siquiera all¨ª donde representan un 10% de la poblaci¨®n".
?sta es la ideolog¨ªa de Radovan Karadzic, l¨ªder del Partido Democr¨¢tico Serbio en Bosnia, que amenaza con dividir la ciudad de Sarajevo, donde los musulmanes, serbios y croatas en en los mismos edificios. Karadzic y sus seguidores usan la fuerza para establecer las l¨ªneas divisorias. El mapa del PDS prev¨¦ que un 60% de Bos?a quede bajo su dominio, unque los serbios representan un 39% de la poblaci¨®n de esta p¨²blica.
El Partido Democr¨¢tico Serbio no tolera a los miembros de tras etnias en su territorio. mina, m¨¦dico de Sarajevo, mpleada en el hospital de Pale, cerca de la capital bosnia, desde onde los grupos paramilitares serbios disparan sobre Sarajeo, perdi¨® su trabajo. Se lo comunic¨® una enfermera. Emina es musulmana. Su marido es serbio. Los nuevos l¨ªderes desconfian de otras etnias a su alrededor. Una colega serbia de Emina le telefone¨® para avisarle: "No puedo explicarte los detalles, pero te sugiero que te vayas con tus hijos de Sarajevo".
Anarqu¨ªa en Sarajevo
Mientras las tropas irregulares serbias, con el benepl¨¢cito del Ej¨¦rcito federal, disparan conra Sarajevo, la polic¨ªa de la caital no logra restablecer el oren. Civiles armados, criminales, grupos paramilitares aprovechan el vac¨ªo de poder. Roban las tiendas, irrumpen en los pisos de los vecinos hu¨ªdos, toman rehenes. Las tiendas est¨¢n vac¨ªas, los precios se han disparado, y no hay dinero en efectivo. La econom¨ªa est¨¢ estancaa, y el hambre amenaza. Las carreteras est¨¢n bloqueadas, con columnas de refugiados controlados por los diferentes grupos paramilitares que abandonan sus hogares en coche, en autobuses o simplemente a pie.
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