La Expo 92 y el complejo taurino
En los primeros pasos de la Comisar¨ªa de la Expo se adopt¨® la decisi¨®n de nombrar un asesor taurino, nombramiento que recay¨® en el matador de toros sevillano Manolo V¨¢zquez. La decisi¨®n parec¨ªa oportuna y la elecci¨®n acertada. Pero todo qued¨® en eso. La Comisar¨ªa parece ser que recibi¨® algunas protestas de movimientos ecologistas, criticando que la Expo se ocupara de este tema. Y una vez m¨¢s, el poder p¨²blico, sin personalizar,. cedi¨® a tales presiones y ni en la programaci¨®n de espect¨¢culos ni en las publicaciones de la Expo aparecen para nada las corridas de toros.El propio alcalde de Sevilla en su discurso inaugural, al dar la bienvenida a Sevilla, dijo de ella que era la ciudad de la tolerancia y de la paz, de la pintura, de la poes¨ªa, de la m¨²sica, de la armon¨ªa, del ritmo, de la imaginaci¨®n, de la magia, del arte, de la belleza, de la alegr¨ªa y del amor. Muchos de esos piropos, ?no guardan estrecha relaci¨®n con la fiesta de los toros? Pues sobre los toros el se?or alcalde no dijo ni una palabra. ?Como si la exposici¨®n se celebrara en Estocolmo! A esa tradicional actitud del poder muchos le llamar¨¢n prudencia pol¨ªtica. Es, sin embargo, el viejo complejo que agobi¨® a nuestros coterr¨¢neos desde la Ilustraci¨®n.
Algunos antitaurinos tienen la esperanza de que los parlamentarios espa?oles del Parlamento Europeo propugnen la abolici¨®n de las corridas de toros. Ello es, sin duda, y afortunadamente, una esperanza vana. Por contra, se ha constituido un grupo parlamentario, al que se han incorporado diputados de otros pa¨ªses, especialmente franceses, para hacer frente a cualquier intento de supresi¨®n procedente de un mal entendido ecologismo. La paradoja ecol¨®gica estriba en que la supresi¨®n de las corridas de toros llevar¨ªa aparejada la desaparici¨®n del toro de lidia como especie aut¨®ctona una especie que es no obra de la casualidad gen¨¦tica, sino de varios siglos de cultura biol¨®gica al servicio de la selecci¨®n y crianza de tan singular animal.
La fiesta de los toros no se defiende utilizando la vereda del m¨¢s eres t¨², compar¨¢ndola con la caza del zorro , con la inflamaci¨®n del h¨ªgado de las ocas, con el boxeo, sino conociendo m¨¢s y divulgando mejor su historia, sus ra¨ªces mitol¨®gicas, antropol¨®gicas, su entronque,en definitiva, con el anchuroso caudal de nuestras ra¨ªces culturales. Esa labor de divulgaci¨®n ha sido una oportunidad perdida con ocasi¨®n de la Exposici¨®n. Si queremos dar una representaci¨®n cabal de nuestra idiosincrasia, la ausencia del tema taurino en la Expo puede ofrecer una visi¨®n deformada.
No fue un espa?ol, sino Juan Jacobo Rousseau, el que escribi¨® en sus Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia que "los combates de toros no han contribuido poco a mantener cierto vigor en la naci¨®n espa?ola".
Babelia
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