Espect¨¢culos callejeros de culturas lejanas hacen sombra en la Expo a la programaci¨®n oficial
Danzas maor¨ªes, mexicanas o de Zimbabwe llenan de emoci¨®n y exotismo la isla de la Cartuja
Mientras muchos de los espect¨¢culos de pago de la programaci¨®n oficial de la Expo han tenido grandes claros en las butacas de teatros y auditorios, nunca faltan en las calles de la Isla de La Cartuja de Sevilla cientos de personas recre¨¢ndose en los peque?os grandes espect¨¢culos de culturas lejanas. Organizados por los pabellones, gratis y al aire libre, la emoci¨®n m¨¢s libre y humana y el exotismo m¨¢s caluroso llegan a trav¨¦s de la invocaci¨®n al sol y posterior ca¨ªda a la tierra de los voladores de Papantla, las danzas tradicionales maor¨ªes e indonesias o los ritmos cazadores de la sabana.
El Quijote de Welles no llen¨®; ni el de Scaparro en algunas de las representaciones. Mil quinientas entradas quedaron en la taquilla la primera noche en que actu¨® el ballet de la ¨®pera de Par¨ªs, y tambi¨¦n hubo claros en la primera noche de La Gallarda, 160 millones de pesetas para tres representaciones de un poema teatral intimista de Rafael Alberti.A la misma hora, ante decenas de curiosos encantados, los miembros del grupo Black Umfolosi cruzan el r¨ªo Shashane.
"Cruzando el r¨ªo Shashane nuestro rey desaparece. / Permanecer¨¢ vivo en nuestro coraz¨®n". En idiomas ndebele o en ingl¨¦s, cantan y bailan ritmos tradicionales de Zimbabwe o composiciones dedicadas a la naturaleza, a los ¨¢rboles y a los animales.
"No entienden las palabras", dice Lucky Moyo, l¨ªder del grupo, "pero ayer cantamos una canci¨®n que ten¨ªa que ver con el alma y el p¨²blico guard¨® silencio porque capt¨® perfectamente el sentido del ritmo".
El espect¨¢culo, que se programa en la plaza de Africa hasta el 7 de mayo (de 21.00 a 22.00 y de 23.00 a 24.00), incluye danzas de caza en las que los hombres cubren el cuerpo con pieles de animales. Las palmas, los golpes de voz, los ritmos sincopados, las l¨ªneas mel¨®dicas entrecruzadas y las pisadas sonoras dejan, casi sin querer, el latido profundo de ?frica.
En el pabell¨®n de Nueva Zelanda, que ha optado por la discutible l¨ªnea Disneylandia colocando una escenograf¨ªa de acantilado con p¨¢jaros que mueven la cabeza, danzan todos los d¨ªas un grupo de maor¨ªes (15.00; 18.30; 19.00; 20.00 y 21.00). Unas mujeres gruesas transmiten al p¨²blico su don apacible con el poi, una bola de poco peso sujeta a una cuerda que ellas saben balancear y acompa?ar al ritmo de las olas. Mientras, sus compa?eros (uno de los cuales muestra un poder gestual que recuerda al actor japon¨¦s Toshiro Mifune), avanzan con las piernas arqueadas apoyando sus plantas con la voz. La calidez y la rudeza se confunden en el conjunto Waka Maori, creado especialmente para la Expo, con 42 miembros que se repartir¨¢n las actuaciones durante los pr¨®ximos meses.
Poes¨ªa oral
La raza maor¨ª de Nueva Zelanda lleva m¨¢s de mil a?os de una intensa tradici¨®n folcl¨®rica que integra las relaciones del hombre con la naturaleza y con los dioses. Al carecer de lenguaje escrito, basaron su Historia y sus historias en la poes¨ªa, la oraci¨®n, las canciones y la danza. "Cada movimiento de manos, pies, cabeza y brazos es un mensaje, un caleidoscopio del cuerpo combinado con palabras para ofrecer una imagen total de lo contado", explican en el pabell¨®n.En la plaza de Asean, dos bellas j¨®venes con gafas de sol y traje t¨ªpico montan un caballo de cart¨®n y cabalgan despreocupadas ri¨¦ndose del tigre. Este, con una gigantesca corona de pavo real y unas fauces siniestras de tibur¨®n, trata de acosarlas. Un hombre que lleva un turbante rojo domina la situaci¨®n. El baile representa el acto de victoria del rey, con sus tropas a caballo, contra otro rey, el de los leones. Es una de las danzas tradicionales indonesias que presenta el grupo Dinas P. Dank Jawatimur a diario, hasta el 3 de junio, a partir de las 15.30. "Hubo un tiempo en que hab¨ªa muchos felinos en las selvas de Indonesia. El le¨®n representa el poder, y las plumas, la belleza", dice Mudjiono, productor del grupo.
La espectacularidad y el exotismo de las danzas se acent¨²a por la m¨²sica, diferente a la que est¨¢ acostumbrado el o¨ªdo occidental. La trompeta, la percusi¨®n y el l¨¢tigo fustigan los ritmos de aquellas selvas que poblaron aquellas fieras.
Un combo puertorrique?o, bailarinas brasile?as o grupos tradicionales europeos son otras de las muchas posibilidades que ofrece la Expo de acercarse a las m¨²sicas y las danzas del mundo. Un grupo de mariachis canta M¨¦xico, lindo y querido y toca Ni?o perdido.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.