El Taugr¨¦s pone contra las cuerdas al Real Madrid
El Taugr¨¦s desequilibr¨® a su favor la eliminatoria semifinal de la Liga de la ACB -al mejor de cinco partidos- al obtener la segunda victoria de los tres encuentros que llevan disputados. Su triunfo de ayer se consum¨® de forma brillante y autoritaria al poner al Real Madrid contra las cuerdas ante el cuarto partido que se disputar¨¢ ma?ana en la cancha vitoriana.El baloncesto es una biblioteca de manuales, estrategias y dem¨¢s tecnolog¨ªas y pizarras. Pocos deportes se prestan mejor a las disquisiciones te¨®ricas y sus consiguientes aplicaciones pr¨¢cticas. A pesar de ello no ha logrado superar la barrera de las verdades infalibles. Ayer, en un pabell¨®n ?lava caldeado como pocos, se evidenci¨® la m¨¢s singular de todas ellas: tres jugadores no pueden contra ocho por m¨¢s vueltas que se le d¨¦ a la pizarra.
El desparpajo de Antonio Mart¨ªn, plet¨®rico en ataque y defensa durante la totalidad del encuentro y la efectividad de Ricky Brown, m¨¢ximo anotador del partido, con el acompa?amiento discontinuo de Biriukov, dif¨ªcilmente pueden doblegar a un conjunto equilibrado como el alav¨¦s que jug¨® sus bazas como si de una partida de ajedrez se tratara hasta la apoteosis de los cinco ¨²ltimos minutos, condenando al conjunto blanco a malgastar los ¨²ltimos segundos del partido en un acto de rendici¨®n.
El Madrid s¨®lo aguant¨® el primer tiempo gracias a la labor de Mart¨ªn y Brown que igualaron el poder¨ªo f¨ªsico del Taugr¨¦s bajo los tableros. Pero el equipo madridista comprob¨® enseguida que su artillero Simpson hab¨ªa optado por el pacifismo y sus bases se cargaban de personales con demasiada rapidez.
Ciertamente, el Taugr¨¦s se comporta de forma diferente cuando Laso est¨¢ en la pista y cuando no est¨¢. Ant¨²nez y Llorente se aplicaron a la tarea de axfisiar al director del juego vitoriano pero inicialmente s¨®lo lograron alcanzar con rapidez las cuatro faltas personales si bien ,consiguieron que el Taugr¨¦s temblara durante algunos minutos cuando su director de juego calent¨® banquillo mientras refrescaba los pulmones.
Los disc¨ªpulos de Herb Brown arrancaron con br¨ªo el segundo tiempo. Alcanzaron con sorprendente facilidad una diferencia de 12 puntos. S¨®lo las personales frenaron el ¨ªmpetu del partido. Arlauckas, Wood, Laso y Rivas vieron el cart¨®n con el n¨²mero 4 y entonces el Madrid devolvi¨® el inter¨¦s al marcador con un ramalazo de rabia de su tr¨ªo m¨¢s eficaz. Fue un espejismo. El t¨¦cnico del Taugr¨¦s decidi¨® que Laso retornase a la pista y el conjunto vitoriano agiliz¨® su engranaje con una eficacia y una fe inquebrantables. En un par de minutos el pabell¨®n ?lava era un festival. Un mate aqu¨ª, un triple all¨ª, una asistencia por abajo, un tap¨®n por arriba... Poco importaba que Luyk optara por la zona en varias fases del encuentro o si Herb Brown expon¨ªa su piezas sin fallo alguno.
Tres siguen siendo menos que ocho, sobre todo si los ocho mantienen el equilibrio en su rendimiento durante los 40 minutos. La falta intencionada de Biriukov -no considerada como tal por los ¨¢rbitros- a Laso en los ¨²ltimos minutos era el vivo reflejo de la impotencia madridista. El final de Llorente botando el bal¨®n a la espera del bocinazo final era el sin¨®nimo evidente de la derrota. Si de boxeo se hubiera tratado, como presagiaba el caldeado ambiente de las jornadas previas, Clyffor Luyk -principal instigador del mismo- hubiera arrojado la toalla cinco minutos antes.
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