El doble impacto de "Lili, Marleen"
Una canci¨®n nunca produce el mismo efecto en sus oyen tes. Pienso en mi amigo, que no pod¨ªa escuchar Lili Marleen sin sentirse trasladado inmediatamente al campo de exterminio de Mauthausen. L No es jud¨ªo, sino de Sabadell, pero siempre ha sentido que esa canci¨®n ten¨ªa demasiado. que ver con los nazis. De nada me ha servido obligarle a es cuchar la versi¨®n de Hanna Schygulla con arreglos de Peer Raben: para ¨¦l Lili Marleen sigue siendo un himno a la esv¨¢stica. No tuve ¨¦xito al explicarle la versi¨®n -conceptual- de la historia que el di funto Fassbinder ofreci¨® en su pel¨ªcula. Yo pensaba que el hecho de que la banda sonora de su Lili Marleen empezara con una versi¨®n en alem¨¢n del tema para terminar con una versi¨®n en ingl¨¦s del mismo dejaba las cosas muy claras: hemos perdido, cambiemos de idioma. Lo sigo pensando. Y creo que Marlene lo pens¨® durante toda su vida.?Qu¨¦ otra explicaci¨®n podemos hallarle al hecho de que esta alemana entretuviera a las tropas norteamericanas durante la II Guerra Mundial? ?A que ven¨ªa este supuesto cainismo? Probable mente al reconocimiento de una evidencia: m¨¢s vale que los dem¨®cratas, y letrados suplanten a los fascistas y visionarios, dejemos que Broadway ocupe el lugar de Unter den Linden. A fin de cuentas, una canci¨®n s¨®lo es una canci¨®n y a veces el cambio de idioma entra?a un cambio de ideolog¨ªa: Lili Marleen, en alem¨¢n y en ingl¨¦s, se convert¨ªa en dos canciones distintas, pero la melod¨ªa era la misma y el sentimiento permanec¨ªa. A¨²n hoy d¨ªa, escuchando a Hanna Schygulla, interpretar el tema persiste la melancol¨ªa y la imagen de esa et¨¦rea no via de todo el regimiento.
De modesta a golfa
Mi abuela admiraba a Marlene Dietrich. La recordaba en los noticiarios de los a?os cincuenta, empujando la silla de ruedas de su marido, con toda la modestia que un sex symbol, puede desplegar cuando le conviene. Mis im¨¢genes de ella eran diferentes. La re cuerdo haciendo de golfa en El ¨¢ngel azul. O en Morocco, quit¨¢ndose los zapatos p ara seguir a Gary Cooper por el desierto. O en Sed de mal, queriendo, a ese hijo de perra de Hank Quinlan...
Marleno Dietrich siempre fue una mujer fatal. A diferencia de Greta Garbo nunca opt¨® por esconderse. Lo suyo fue un retiro motivado por el hecho de que las pantallas se le hab¨ªan quedado peque?as. Hollywood no supo utilizarla, aunque podr¨ªa haber sido la actriz secundaria de nuestros sue?os. Nunca encontraron para ella papeles de madre o de abuelita. Anclada. en esos a?os treinta de losque s¨®lo artistas como, Welles o Hitchcok lograron sacarla, permanecer¨¢ en nuestra mente como la mujer que mejor ha asumido el exilio.
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