"El sistema electoral chirr¨ªa y hay que cambiarlo"
Pregunta. ?Con prolongar hasta el mediod¨ªa del lunes la jornada electoral dominical, como usted propone, cree que basta para disminuir la abstenci¨®n?Respuesta. Todas las propuestas, cuando se sacan de contexto, pueden parecer absurdas e incluso rid¨ªculas. Lo que yo digo es que, ante el fen¨®meno de la abstenci¨®n, hay que hacer cosas. Decir que la abstenci¨®n tiene su origen exclusivamente en si los pol¨ªticos lo hacemos bien o mal es, a veces, una excusa para no aplicar mecanismos m¨¢s pragm¨¢ticos. Es verdad que la motivaci¨®n es un elemento fundamental para la participaci¨®n, pero al lado puede haber cuestiones que podemos depurar: por ejemplo, que hay una cierta tozudez del elector que llega tarde a las elecciones. Si pudi¨¦ramos dar al elector la opci¨®n de que pueda votar en d¨ªa de fiesta pero tambi¨¦n media jornada de d¨ªa laborable -pero sin las cuatro horas de fibranza pagada- no s¨¦ si ser¨ªa ¨²til, pero creo que es un mecanismo v¨¢lido.
P. En las recientes elecciones catalanas hubo partidos que cifraron sus esperanzas en que la abstenci¨®n castigara al oponente. ?Qu¨¦ preocupa a los pol¨ªticos, la abstenci¨®n en general o la abstenci¨®n de los suyos?
R. A m¨ª, personalmente, me preocupa la abstenci¨®n en general, incluso la que se produce en Francia, B¨¦lgica o Gran Breta?a. Nos deber¨ªa preocupar a todos, como dem¨®cratas europeos. Hemos de encontrar motivos para que la gente entienda la trascendencia de las elecciones y la importancia de la democracia. Dicho esto, cada uno tiene capacidad de movilizar de forma m¨¢s eficaz a su electorado que al de los dem¨¢s.
P. Usted se ha referido tambi¨¦n, si no al voto obligatorio, s¨ª a que sea necesario haber votado para acceder a determinadas prestaciones. ?C¨®mo lo contempla?
R. Ya s¨¦ que con esto vuelvo a escandalizar. El voto es voluntario, pero si usted ha de recibir determinadas prestaciones del Estado y de los poderes p¨²blicos, dentro de los requisitos que puede ped¨ªrsele, adem¨¢s de estar al corriente de los impuestos, deber¨ªa demostrar que ha votado. En Italia funciona. Estudi¨¦moslo. No nos cerremos a esa posibilidad. Decir simplemente que la ¨²nica raz¨®n de la abstenci¨®n est¨¢ en la corrupci¨®n no es verdad. Adem¨¢s, la corrupci¨®n no la resolveremos tan autom¨¢ticamente como para que a partir de pasado ma?ana haya m¨¢s participaci¨®n. Pero podemos hacer muchas cosas. Por ejemplo, yo creo mucho en la reforma del sistema electoral. Y adelanto que no creo en las listas abiertas, porque a la hora de la verdad demuestran tener una incidencia nula...
P. ?Cree en el doble voto alem¨¢n?
R. Creo en el doble voto alem¨¢n, sobre todo porque lo m¨¢s importante en ese sistema es la circunscripci¨®n. En Alemania tienen un sistema proporcional pero en el que las circunscripciones, de hecho, se deciden por voto mayoritario: el que saca m¨¢s votos gana en esa circunscripci¨®n, pero los votos del que ha quedado segundo no se pierden, porque se suman a una lista general y con ella se hace un reparto proporcional. Si yo tuviera una circunscripci¨®n de 300.000 habitantes puedo tener la pretensi¨®n de llegar pr¨¢cticamente a conocerlos a todos, puedo patearme el distrito de arriba abajo. Te conocen los electores, vienen a verte, te piden cosas. Se establece una relaci¨®n muy personalizada, que controla tu ¨¦tica. Estos electores s¨ª que saben si has cambiado de vida por el hecho de ser diputado, si te has enriquecido. El prestigio que da, en Alemania, ser diputado directo de la circunscripci¨®n es muy importante.
P. Un sistema como ¨¦ste deber¨ªa significar que se afloja la disciplina f¨¦rrea de partido que impera en los parlamentos espa?oles, para que los diputados puedan pensar por s¨ª mismos.
R. Cada sistema lleva su disciplina. Es decir, de la misma manera que el actual sistema ser¨ªa, sin disciplina, una estafa al elector, porque ha votado al partido y al l¨ªder, en uno como el alem¨¢n el votante sabe que tiene derecho a que el diputado tenga un margen de libertad, que para los temas que afectan a la circunscripci¨®n no se le puede exigir la disciplina de partido.
P. ?Es posible que lleguemos a las pr¨®ximas elecciones -algunos especulan sobre el pr¨®ximo oto?o- con alg¨²n cambio en la ley electoral?
R. En primer lugar, no creo que vaya a haber elecciones en oto?o. En segundo, comparto con los socialistas que una reforma electoral debe hacerse por consenso, como se hizo la ley electoral. Y ahora las posiciones est¨¢n muy alejadas. Todos decimos que hay que modificar el sistema electoral pero no veo que nadie tenga demasiadas ganas, no hay ning¨²n movimiento serio en este sentido. Que conste que lo entiendo. Un partido como el nuestro tiene unas caracter¨ªsticas que hace que, en la pr¨¢ctica, cualquier sistema electoral le sea neutral. En cambio otros partidos tienen m¨¢s dificultades. Nosotros, ma?ana mismo, votar¨ªamos a favor del sistema alem¨¢n, que para nosotros es muy bueno. Estamos dispuestos a hablar de ello cuando quieran, porque el actual sistema electoral chirr¨ªa.
P. ?Cree usted que en Espa?a existe la posibilidad de que surjan opciones fascistas o antipartido, como en Italia, Francia o Alemania?
R. Creo que aqu¨ª ya hay una peligrosa tendencia antipartidos. La gente tiene un cierto menosprecio por los aparatos de los partidos, su disciplina, su propia existencia. Se valora m¨¢s a determinadas personalidades que a los partidos. Esto es muy peligroso, porque no hay democracia sin partidos. Es l¨ªcito contestar a los partidos, pero cuando se instala en exceso, la cr¨ªtica hacia ellos, a menudo lo que sale erosionado es el propio sistema.
P. Otra cuesti¨®n en crisis es el sistema de financiaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas. Usted ha propuesto liberalizar las donaciones privadas a los partidos y que adem¨¢s desgraven. ?C¨®mo est¨¢ este asunto?
R. Parado, parado. Mi planteamiento, como punto de partida, es el siguiente: todas las cuotas que pagan los afiliados a un sindicato desgravan de renta; en cambio, las que se pagan a los partidos, no. ?Alguien puede explicarme por qu¨¦ no? Lo que digo es que mientras no tengamos un sistema que nos permita la transparencia siempre habr¨¢, por un lado, la tentaci¨®n de algunos de no comportarse demasiado ¨¦ticamente, y por otro, la sospecha de que la falta de transparencia de] sistema nos va bien. Yo creo que hemos de ir un poco al modelo americano: que exista un registro donde se anoten las cantidades que te hayan podido dar y que sea un libro que est¨¦ al alcance de todo el mundo. El sistema actual no es claro. Y adem¨¢s, como tengo ganas de escandalizar, digo que los partidos, cuando llegan las elecciones y gastan lo que gastan, yo digo que [lo que reconocen] se acerca mucho a no decir la verdad. Hag¨¢moslo bien. Resolvamos este problema. ?La limitaci¨®n de gastos electorales? Estoy de acuerdo. Por ejemplo, creo que la publicidad que hacemos los partidos en la prensa en las elecciones deber¨ªa limitarse seriamente.
P. En algunos pa¨ªses las campanas electorales de algunos diputados las pagan grandes corporaciones para que defiendan sus intereses. ?Es admisible?
R. Ser¨ªa bastante sensato que el diputado que nosotros hemos sacado por una capital importante del Baix LLobregat defendiera la instalaci¨®n de una gran empresa automovil¨ªstica que hay en la zona. Son muchos miles de puestos de trabajo. Este se?or -es pura hip¨®tesis- tendr¨ªa derecho a recibir ayuda para representar los intereses del mundo automovil¨ªstico que pasa es que esto se ha de saber. Entonces ya no es denunciable.
P. Da v¨¦rtigo.
R. Da un poco de v¨¦rtigo pero es la madurez democr¨¢tica. No pido la Institucionalizaci¨®n del lobby ni creo que las empresas extranjeras u otros Estados puedan financiar partidos. Hay un embajador muy importante que ahora volver¨¢ a su pa¨ªs a llevar las finanzas de la reelecci¨®n de su presidente. La influencia que tiene proviene de que es un gran recaudador de fondos. ?Esto es escandaloso? ?Es peligroso? De acuerdo, pero ?no quisi¨¦ramos saber todos aqu¨ª qui¨¦nes son los grandes recaudadores de todos los grandes partidos y que todo el mundo lo supiera? La transparencia es lo fundamental, porque sabi¨¦ndolo todo pierde peligro.
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