El toro de casta
JOAQUIN VIDALLos toros ten¨ªan casta. Cuando un aficionado oye decir que los toros tienen casta se le ponen los ojillos golosos, pues el toro de casta es garant¨ªa de emoci¨®n y lidia. Los toreros, en cambio, cuando oyen decir semejante cosa los ojillos se les ponen tristones. Porque desde el tendido, s¨ª, el toro de casta es un espect¨¢culo, mientras en el ruedo es una complicaci¨®n, un sinvivir, riesgo seguro.
Toros de casta pueden ser bravos o mansos. En realidad se deber¨ªa decir toros de lidia -y no har¨ªan falta m¨¢s explicaciones- pero est¨¢n saliendo los toros tan fofos y tan descastados en todas partes, que es preciso adjetivarlos para precisar qu¨¦ demonio fue lo que sali¨® por los chiqueros. En fin, anticipado que los toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢ ten¨ªan casta, procede precisar que mostraron mansedumbre, y a?adir que ten¨ªan un trap¨ªo irreprochable.
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Pl¨¢ / Frascuelo, C¨¢mara, Jim¨¦nezCuatro toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢ (uno rechazado en el reconocimiento; 3? devuelto por inv¨¢lido), con trap¨ªo; todos con casta, aunque en general mansos y deslucidos. 6? de Terrubias, de imponente presencia, mansote. Segundo sobrero de El Sierro (en sustituci¨®n de otro del mismo hierro devuelto por inv¨¢lido), con gran trap¨ªo, de corta embestida. Los seis lidiados, cornalonesy astifinos. Frascuelo: estocada ca¨ªda (vuelta con algunas protestas); pinchazo, estocada corta, largo intento de descabellar sin que se deje el toro -primer aviso-, dos descabellos, pinchazo, media -segundo aviso- y dos descabellos (algunos pitos). Fernando C¨¢mara: estocada corta delantera ladeada y rueda de peones (algunos pitos); pinchazo, metisaca bajo, dos pinchazos, estocada corta a toro arrancado y descabello (algunos pitos). Marlano Jim¨¦nez: dos pinchazos bajos y bajonazos (ovaci¨®n y tambi¨¦n algunos pitos cuando sale a los medios); estocada corta trasera (ovaci¨®n y salida a los medios). Plaza de Las Ventas, 9 de mayo. Primera corrida de feria. Cerca del lleno.
Unas palabritas sobre el trap¨ªo. Los aficionados se hac¨ªan lenguas sobre el trap¨ªo de los toros de Hem¨¢ndez Pl¨¢. Algunos de estos aficionados dieron todo un curso sobre zootecnia, y acabaron poniendo la cabeza como un bombo al vecino de al lado con tanto detalle sobre los tipos, los encastes, las caras foscas y la tauromaquia comparada. Su verborrea era l¨®gica, pues llevaban a?os afirmando que el tama?o del toro no define el trap¨ªo y, de repente, all¨ª estaba el ejemplo. Los dos primeros toros, aunque terciados -uno, negro lucero gir¨®n bragao, por cierto-, daban la imagen de seriedad consustancial al trap¨ªo e infund¨ªan respeto.
M¨¢s que respeto. Fernando C¨¢mara lo pas¨® fatal con el lucero. Su seriedad y su casta le desbordaron. Tampoco era de extrafiar, porque tal seriedad y tal casta habr¨ªan hecho poner pies en polvorosa a la mayor parte del escalaf¨®n, sencillamente porque los toreros no est¨¢n acostumbrados a medirse con toros as¨ª. La costumbre es que el toro salga derrotado y se deje pegar pases c¨®modamente. Es el toro "que sirve", seg¨²n t¨¦rmino inventado por los taurinos modernos, contradiciendo los fundamentos de la lidia y en flagrante atentado al idioma castellano.
Fernando C¨¢mara peg¨® derechazos al quinto, aunque muy distanciado, y el toro, perdida la referencia de aquella muleta que lo guiaba a la lejan¨ªa, acab¨® march¨¢ndose de la suerte. Eso el quinto, s¨ª. Otros, en cambio, se marchaban por pura mansedumbre. Fue el caso del cuarto, un soberbio ejemplar c¨¢rdeno romero, que topaba con la cara alta, y Frascuelo no logr¨¦ encelarlo, ni tampoco consegu¨ªa descabellarlo, y a punto estuvo de que se lo echaran al corral.
Tambi¨¦n el primero result¨® ser de los huidizos y a ese le hizo Frascuelo una faena muy meritoria y torera, con cites a distancia, derechazos de espl¨¦ndida factura, trincherillas, pases de la firma, molinetes. "?Qu¨¦ torer¨ªa hay en la plaza!", grita¨® un aficionado durante la faena variada y valiente. Lo bueno fue que no se acab¨® ah¨ª la torer¨ªa. Mariano Jim¨¦nez la recuper¨® con todos los pronunciamientos. Sus toros -ya de diferentes hierros- ten¨ªan cort¨ªsima embestida, lo cual no import¨® para que los toreara con un aplomo, un temple y un gusto admirables.
La corrida tuvo mucho que lidiar y, naturalmente, ah¨ª era esencial el trabajo de los picadores. S¨®lo Luis Miguel Liro -cuadrilla de Frascuelo- pic¨® de acuerdo con las reglas del arte, mientras el resto del colectivo se dedicaba a tapar la salida de los toros para convertirlos en hamburguesa. Como siempre.
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