El Madrid desperdicia su ventaja ante el Joventut

El primer acto no estuvo a la altura de lo que cab¨ªa esperar de una final precedida por el campeonato m¨¢s igualado y las semifinales m¨¢s apasionantes de la historia del baloncesto espa?ol. Fue un partido de obsequios. El Joventut intent¨® actuar de etiqueta en la primera parte. El Real Madrid y el marcador fueron crueles con el campe¨®n. Los 14 puntos de diferencia que marc¨® Ant¨²nez con un triple nada m¨¢s iniciarse el segundo periodo parec¨ªan decidir la suerte del envite. Bastaron la agresividad de Tom¨¢s Jofresa y los ¨¢nimos de Ferran para espolear a Villacampa y para que la sorda labor de marcaje de Smith a Simpson sirviera para algo.El Joventut sali¨® camuflado de pantera rosa. El Madrid no se anduvo con florituras. Actu¨® con el instinto del m¨¢s fr¨ªo y calculador de los verdugos. Hurg¨® en las heridas del Joventut a conciencia, cargando el juego sobre sus p¨ªvots, Brown y Mart¨ªn. La falta de respuesta de los badaloneses, entre los que s¨®lo destac¨® la buena labor defensiva de Morales y Smith, le facilit¨® las cosas.
Tras el 39-53, lleg¨® el punto de inflexi¨®n. Tom¨¢s Jofresa se comi¨® a Ant¨²nez primero y a Llorente despu¨¦s. Ferran se convirti¨® en un elemento intimidatorio en la zona en la que Brown y Mart¨ªn empezaron a hacer aguas. La mu?eca de Villacampa empez¨® a calentarse. El Madrid ech¨® mano de las ense?anzas del Estudiantes, el equipo que le complic¨® la vida al Joventut en las semifinales a base de una defensa en zona. En esta ocasi¨®n esa defensa en zona, girando en torno a Romay, fue perfectamente, f¨¢cilmente, superada por los jugadores verdinegros.
Tom¨¢s obtuvo tres triples consecutivos y abri¨® brecha para su equipo (77-70). El Madrid a¨²n logr¨®, acercarse a s¨®lo tres puntos (86-83), pero el Joventut ya nadaba a favor de corriente. Biriukov se desesperaba para intentar frenar a Villacampa. Brown ve¨ªa c¨®mo Thompson le devolv¨ªa todas las ingratitudes del primer acto. Romay poco aportaba y Mart¨ªn no daba para m¨¢s. El resto de jugadores del Joventut iban tirando.
Pero ni el entrenador del Joventut, ni sus jugadores, ni su p¨²blico -ayer m¨¢s fr¨ªo de lo que se pod¨ªa presumir en toda una final ante un rival como el Madrid- pueden vanagloriarse. de la calidad demostrada ayer por el equipo. Y si eso es as¨ª, menos orgullosos pueden estarlo todav¨ªa los integrantes del Real Madrid. Tal vez por su largo periodo de destierro de la Copa de Europa, los madridistas se olvidaron de que no basta con los academicismos, que no es suficiente con interpretar un papel correcto durante 20 minutos. Olvidaron que no hay defensa que por mucho tiempo permita trabajar a Brown y Mart¨ªn como lo hicieron en el primer periodo si no es a base de un enorme desgaste f¨ªsico y de jugadas que rocen el l¨ªmite de lo permitido. Olvidaron que un equipo no puede depender exclusivamente de la inspiraci¨®n colosal -ayer discreta- de Simpson. El Madrid extravi¨® ayer los papeles. Sabida es la irregularidad que le ha caracterizado en los ¨²ltimos tiempos, pero nadie pod¨ªa sospechar que actuara en toda una final de Liga con tama?a endeblez, que llegara a tales extremos. Existe la disculpa de que el partido, al fin y al cabo, era en la pista del Joventut, de que ya se pod¨ªa esperar que los locales reaccionasen, de que hasta cierto punto no es il¨®gico que ganasen. Pero ocasiones como las de ayer para vencer al Joventut no abundan.
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