La inmadurez del l¨ªder
"Lo que m¨¢s me preocupa de Montoya es que est¨¢ muy verde en sus relaciones con lo que rodea la Vuelta. Todas las situaciones son nuevas para ¨¦l, y no s¨¦ c¨®mo va a reaccionar a la presi¨®n. Le falta un poco saber estar: no dice que no a nadie; todas las emisoras le entrevistan, le desbordan, le tienen de pie, le llenan la cabeza de p¨¢jaros..." .As¨ª describe su director, Javier M¨ªnguez, el s¨²bito salto a la fama de Jes¨²s Montoya.El antiguo gregario devenido l¨ªder siente que su sue?o de toda la vida se ha cumplido. Al comienzo de la Vuelta todos los micr¨®fonos, todas las preguntas eran para Delgado, Mauri y restantes figuras. ?l se quedaba apoyado en el coche, an¨®nimo,. casi como un admirador m¨¢s de tantas figuras. De vez en cuando un periodista se le acercaba para hacer un reportaje sobre los modestos. Mientras contestaba, en su cabeza daba vueltas la idea: cuando gane, yo ser¨¦ la estrella de la radio.
Lo est¨¢ siendo. Nada m¨¢s cruzar la meta, las cadenas se pegan para lograr sus primeras declaraciones, para subirlo en su helic¨®ptero, para conseguir entrevistas nocturnas. Y ¨¦l no calla. Habla sin parar, suelta la lengua y dice lo que sabe que debe callar. Es una mina.
M¨ªnguez teme que pierda la concentraci¨®n en la carrera y desea que sea tambi¨¦n l¨ªder fuera de la carrera. Que aprenda a decir que no y a dar plantones. Que sea ¨¦l quien fije las condiciones.
Montoya se somete diariamente a dos sesiones pedag¨®gicas. Una est¨¢ promovida por su director, quien, a marchas forzadas, trata de reconvertirle a su nueva escala social, la de los jefes de fila. La segunda sesi¨®n pertenece al m¨¦dico del equipo, Eufemiano Fuentes. La mayor tarea de ¨¦ste, que tambi¨¦n act¨²a como psic¨®logo, es la educaci¨®n para el liderato. "Trabajo mucho en este sentido, pero es una tarea lenta. Ahora nos encontramos en la mitad", dice Fuentes.
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