Ping¨¹inos en el Mediterr¨¢neo
Antonio Beltr¨¢n reconoce que hay cosas muy extra?as en la cueva de Marsella, como algunas de las t¨¦cnicas utilizadas, y la presencia de ping¨¹inos y de unas manos superpuestas. "Pero nosotros no podemos decidir c¨®mo deben pintar los hombres de Cromagnon", afirma. "Es verdad que nunca se hab¨ªan visto ping¨¹inos, pero tambi¨¦n hubo una primera vez para animales raros, como las lechuzas, las liebres de nieve y las focas. Y focas hemos vuelto a encontrar en esta cueva". La contemplaci¨®n de las manos en silueta, con dedos amputados, y otra en rojo superpuesta le hace exclamar: "Estas manos s¨ª que son raras".Otros argumentos esgrimidos por los esc¨¦pticos le dejan fr¨ªo. "Dicen que es una casualidad demasiado grande que el agua se haya elevado justo hasta el nivel inferior de las pinturas de los caballos, y es que hablan sin tener suficientes elementos de juicio". El hecho, se?ala, es que el caballo est¨¢ pintado en una roca que sobresale, como se observa en las fotograf¨ªas recientes y han corroborado los submarinistas, de forma que el pintor no lo termin¨® porque se le acababa la roca y no porque all¨ª estuviera el agua. Y la frescura incre¨ªble de un grabado sobre roca la explica porque se trata de calcita, una roca "tan dura como el turr¨®n de Jijona".
Y est¨¢n los argumentos a favor del sentido com¨²n. ?Qui¨¦n, experto en pintura rupestre, se habr¨ªa puesto durante 30 a?os a pintar una cueva en la que s¨®lo se puede entrar por el agua y por qu¨¦?
El inter¨¦s es tanto que la revista National Geographic ha puesto sobre la mesa del ministro de Cultura franc¨¦s un cheque en blanco para que le dejen intentar fotografiar la cueva, en exclusiva, a trav¨¦s de una m¨¢quina robotizada introducida por un peque?o taladro en vertical. Pero el riesgo es elevado y adem¨¢s Par¨ªs no quiere o¨ªr hablar de la la explotaci¨®n econ¨®mica de la cueva, sobre todo mientras no se establezca su autenticidad.
En la ¨²ltima reuni¨®n del comit¨¦ cient¨ªfico, el pasado 5 de mayo en Marsella, se decidi¨® cerrar la cueva con una verja e iniciar su estudio cartogr¨¢fico y fotogr¨¢fico sistem¨¢tico. Y los prehistoriadores decidieron tambi¨¦n publicar un art¨ªculo cient¨ªfico sobre el lugar -que una revista francesa bautiz¨® como La cueva tenebrosa- en los pr¨®ximos meses, de forma simult¨¢nea en cuatro idiomas y publicaciones diferentes. As¨ª esperan zanjar la pol¨¦mica.
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