El terror infantil
"Me siento en el sill¨®n y las cosas no nacen de dentro de m¨ª, me vienen de fuera", asegur¨® ayer David Lynch, al rechazar la existencia de mecanismos de introspecci¨®n en su proceso creativo y acentuar su actitud de observador.El director norteamericano, cuya obra no ha dejado de sorprender desde que en 1976 realizara su primer largometraje, Cabeza borradora, reconoce en su pintura esa perspectiva de ni?o aterrorizado, esa visi¨®n infantil del misterio que caracteriza sus planteamientos cinematogr¨¢ficos. En una entrevista con Kristine Mckerina que recoge el cat¨¢logo publicado con motivo de la muestra abierta ayer en Valencia, Lynch afirma: "Creemos entender las reglas cuando llegamos a ser adultos, pero en realidad hemos experimentado un estrechamiento de la imaginaci¨®n".
David Lynch, que hace tres d¨ªas fue padre por tercera vez, asegura: ".Hace mucho que no voy al cine". De esta manera, evita explicitar preferencias y opiniones.
La Filmoteca de la Generalitat Valenciana, que ha colaborado en la organizaci¨®n de la exposici¨®n, ha programado paralelamente un ciclo dedicado al director norteamericano. El ciclo incluye toda su producci¨®n, desde sus primeros cortos de aprendizaje, realizados a finales de la d¨¦cada de los sesenta, hasta su pel¨ªcula Coraz¨®n salvaje.
Los espectadores europeos pueden ahora acercarse -la exposici¨®n est¨¢ previsto que viaje a otros pa¨ªses- a esa otra faceta de Lynch, la del artista pl¨¢stico. "David Lynch parece un pintor de entreguerras", se?ala Artur Heras, el comisario de la muestra, "su humor es a fin al de los cuentos de Kafka. La relaci¨®n pintura-fotografla es m¨¢s similar a la de Wols, por ejemplo, que a los movimientos art¨ªsticos de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su trabajo posee la fuerza de lo misterioso y la extra?a cualidad de no estar anclado en el tiempo".
Lynch, efectivamente, huye como de la peste de referencias al contexto social inmediato y a la actualidad. "No tiene nada que ver con la sociedad", sentenci¨® ayer sobre su pintura.
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