Francia sigue sin resolver el dilema del derecho de voto de los comunitarios
La Asamblea Nacional y el Senado franceses celebrar¨¢n la pr¨®xima semana una reuni¨®n conjunta en el palacio de Versalles para consagrar la reforma constitucional previa a la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht, aprobada por separado por ambas c¨¢maras. La reforma no despeja la inc¨®gnita sobre la concesi¨®n en Francia del derecho de voto en las elecciones municipales a los ciudadanos de la Comunidad Europea (CE) residentes en el pa¨ªs.
En las primeras horas de la madrugada de ayer, la Asamblea Nacional aprob¨® la versi¨®n de la reforma constitucional que hab¨ªa sido adoptada el d¨ªa anterior por el Senado. Esta versi¨®n, contra la que el presidente Fran?ois Mitterrand luch¨® en vano, establece que el derecho de voto de los ciudadanos de la CE es una "posibilidad" a desarrollar en una fase posterior por ley org¨¢nica, es decir, con el asentimiento de ambas C¨¢maras.
Redactado as¨ª, el texto de la reforma concede el derecho de veto en este asunto al Senado, donde est¨¢ muy enraizada la corriente eur¨®foba del movimiento neogaullista. Los partidarios franceses del tratado firmado en Maastricht eran ayer muy conscientes de la hipoteca que pesa sobre la futura traducci¨®n legislativa en su pa¨ªs del principio de ciudadan¨ªa europea decidido en la ciudad holandesa.
Tras un dur¨ªsimo pulso institucional con el Senado y otro pol¨ªtico con la oposici¨®n, reunificada durante unas horas en torno a las reticencias respecto al voto de los extranjeros comunitarios, el presidente franc¨¦s dio su brazo a torcer en la noche del jueves. Acept¨® que la reforma que ser¨¢ consagrada en Versalles no sea por completo conforme a sus deseos.
Paso en falso
Mitterrand dio un paso en falso al enfrentarse al Senado y a la oposici¨®n. En el ¨²ltimo momento, al ver amenazada toda su estrategia para que Francia ratifique el Tratado de Maastricht, decidi¨® que lo importante era seguir adelante, aunque sea a trancas y barrancas. As¨ª podr¨¢ presentarse en la pr¨®xima cumbre comunitaria de Lisboa con una Constituci¨®n retocada en una direcci¨®n europe¨ªsta.
Pero el presidente franc¨¦s tendr¨¢ que aceptar que debe esta victoria a la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), de Val¨¦ry Giscard d'Estaing. En realidad, la UDF es la gran vencedora de esta primera fase de la batalla francesa de Maastricht. El partido de Giscard ha conseguido marginar a los mayoritariamente eur¨®fobos de la Asamblea para la Rep¨²blica (RPR), y ha dejado en fuera de juego a su, en materia europea, indeciso l¨ªder, Jacques Chirac. Pero ha probado que su apoyo al poder socialista no es incondicional. Mitterrand tuvo que ceder en su pulso sobre el derecho de voto porque, en ese asunto, las gentes de Giscard no le apoyaron y volvieron a aliarse, por unas horas, con el RPR.
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