"La contaminaci¨®n fue una de las causas del fin de la URSS", dice el dem¨®grafo Murray Feshbach
Los dirigentes pol¨ªticos de los Estados pos sovi¨¦ticos deber¨¢n hafiar "una soluci¨®n de compromiso para distribuir sus escasos recursos entre el desarrollo de sus econom¨ªas y la lucha contra la contaminaci¨®n masiva, que ha sido una de las causas de defunc¨ª¨®n de la URSS". As¨ª opina el dem¨®grafo norteamericano Murray Feshhach, uno de los mayores especialistas en salud y medio ambiente en la antigua URSS, que acaba de publicar con el periodista Alfred Friendly un impresionante libro sobre la despiadada explotaci¨®n de la naturaleza en que se bas¨® la superpotencia de Mosc¨².
Ecocidio, la palabra-t¨ªtulo de la obr¨¢, es tambi¨¦n la idea central de este libro, que es pr¨¢cticamente la historia de la URSS en perspectiva ecol¨®gica. Feshbach cree que los historiadores que realicen la autopsia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica pueden llegar a la conclusi¨®n de que este pa¨ªs muri¨® a causa de los males infligidos por tierra, agua, aire y en forma de radiaci¨®n."Tres cuartas partes del agua disponible no es potable o no debe beberse; la mitad de la tierra cultivable ha sido erosionada, salinizada o anegada" se?ala Feshbach en una conversaci¨®n con EL PAIS. En lo que al aire se refiere, el profesor recuerda el caso de una fundici¨®n metal¨²rgica en la ciudad de Nizhni Tagil, en los Urales. La atm¨®sfera all¨ª est¨¢ tan contaminada que la fundici¨®n ha construido unas instalaciones de varios kil¨®metros para insuflar a su f¨¢brica el aire puro de fuera de la ciudad.
Sin control hasta 1987
La envergadura de la contaminaci¨®n en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica, incluidas las fugas radiactivas, es mucho mayor que en los pa¨ªses occidentales y que en los pa¨ªses del este de Europa, opina Feshbach. El desarrollo econ¨®mico que primaba al complejo militar industrial por encima de todo lo dem¨¢s se realiz¨® sin control de ning¨²n tipo, "Tan s¨®lo en 1987, la URSS empez¨® a recoger datos sobre el medio amb¨ªente de forma siste. m¨¢tica. No quer¨ªa saber lo que suced¨ªa porque as¨ª no ten¨ªa que gastar dinero remedi¨¢ndolo", afirma Feshbach.En oto?o de 1991, el profesor trat¨® de averiguar en Mosc¨² cu¨¢l era el impacto de la enfermedad de Alzheimer, una dolencia degenerativa que suele manifestarse sobre los 65 a?os de edad. "Me dijeron que no viven lo suficiente para contraerla", se?ala Festibach. Las expectativas de vida media en la URSS eran de 63,8 a?os en 1989, pero en algunas zonas rondaban los 45 o 46 a?os.
Los problemas ecol¨®gicos han sido el campo donde se han formado muchos de los pol¨ªticos de la Comunidad de Estados Independientes. Feshbach ha analizado el movimiento ecologista que se propag¨® en m¨ªtines y actos de protesta por las provincias y las rep¨²blicas de la URSS al amparo de la gl¨¢snost. Sus l¨ªderes, como el escritor Olzh¨¢s Suleimenov, de Kazajst¨¢n, o el m¨¦dico y escritor Yuri Scherbak, hoy ministro de Medio Ambiente en Ucr¨¢nia, hicieron carrera pol¨ªtica con una causa ecol¨®gica como bandera. Para Suleimenov, ¨¦sta fue el pol¨ªgono de pruebas nucleares de Semipalatinsk, y para Scherbak, el accidente de Chern¨®bil, ocurrido en abril de 1986. "Chern¨¢bil radicaliz¨® a los ucranios, a los bielorrusos, a los kazajos y a los lituanos que, a su vez, contagiaron al resto del B¨¢ltico", dice el dem¨®grafo.
Feslibach est¨¢ convencido de que las pruebas at¨®micas, la radiaci¨®n de las fugas nucleares, los pesticidas -incluido el DDT, que se ha seguido utilizado a pesar de haber sido oficialmente prohibido- han tenido un gran impacto en la salud de los ciudadanos ex sovi¨¦ticos. Cree adem¨¢s haberse quedado muy corto cuando estim¨® que el n¨²mero de defunciones suplementarias a consecuencia de Chern¨®bil ser¨ªa de 4.500. El jefe de la comisi¨®n ucrania sobre Chem¨®bil revel¨® en abril que oscila entre los 6.000 y los 8.000, explica Feshbach."Aparte del temor psicol¨®gico a la radiaci¨®n, nos encontramos con incrementos realesen los casos de leucemia y c¨¢ncer de tiroide?, dice.
16 focos de peste bub¨®nica
"Ahora sabemos que los informes del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) eran incorrectos porque fueron realizados dos o tres a?os despu¨¦s del suceso en lugar de esperar cinco o seis a?os". Por otra parte, la muestra estudiada por el OIEA se limit¨® a unas 100.000 personas de un total de 670.000 que participaron en la campa?a de descontaminaci¨®n. En la actualidad, ya no es un secreto que el Ministerio de Sanidad de la URSS ten¨ªa una secci¨®n especial, llamada el tercer departamento, donde se guardaban todos los datos secretos sobre accidentes nucleares, qu¨ªmicos y biol¨®gicos provocados por experimentos militares.Como consecuencia de Chern¨®bil y de Semipalatinsk, Feshbach cree que los l¨ªderes de las rep¨²blicas de la CEI, como Leonid Kravchuk, de Ucrania, o Nursult¨¢n Nazarb¨¢iev, de Kazajst¨¢n, est¨¢n verdaderamente en contra de las armas nucleares, "aunque se refieran a ellas como instrumentos de presi¨®n mundial".
Por otro lado, han resurgido los temores ancestrales a enfermedades que ya parec¨ªan erradicadas, como la difteria, el c¨®lera y la poliomielitis. Feshbach, que asesora al Banco Mundial en temas demogr¨¢ficos y de sanidad, dice haber comprobado que hay 16 focos de peste bub¨®nica, sobre todo en las zonas del mar de Aral y Asia central.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.