Una versi¨®n anglosajona del pop y sus aleda?os
Tras exhibirse en la Royal Academy, en Londres, y el Museo Ludwig, en Colonia, se presenta ahora en Madrid, con ligeros retoques, la exposici¨®n sobre arte pop, habiendo aqu¨ª disfrutado del patrocinio de Madrid 92. Concebida y organizada originalmente por Marco Livingstone y Norman Rosenthal, consta de unas 200 obras, pertenecientes a m¨¢s de 60 artistas de diferentes pa¨ªses y generaciones, los cuales han sido seleccionados entre quienes reaccionaron frente al informalismo en las d¨¦cadas de los cincuenta y sesenta, aunque habi¨¦ndose dado preminencia a los genuinamente pop.Discutible y positivamente discutida cuando fue presentada en Londres hace unos meses, su principal defecto seguramente hay que imputarlo a la excesiva ambici¨®n de su planteamiento, pues no s¨®lo se pretendi¨® dar cuenta con ella de lo que estereotipadamente ha quedado encasillado como arte pop, sino buscar sus antecedentes hist¨®ricos, sus afinidades contempor¨¢neas, su difusi¨®n internacional fuera del ¨¢rea anglosajona y hasta sus consecuencias en la actualidad, todo ello adem¨¢s sin renunciar a una prolija labor de menudeo en la repesca de figuras secundarias, naturalmente siempre que fueran norteamericanas o brit¨¢nicas, lo que necesariamente provoc¨® el agravio comparativo.
Arte Pop
Museo Nacional Reina Sof¨ªa. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 14 de septiembre.
Tambi¨¦n es justo reconocer, en lo que ata?e a la actual presentaci¨®n espa?ola, que este ¨²ltimo defecto se ha atenuado, tanto porque efectivamente se ha rebajado el n¨²mero de los anglosajones de segunda fila, como por el tipo de espacios y el montaje aqu¨ª dispuesto, que consiguen diluir esa impresi¨®n de desequilibrio.
Por otra parte, en lo que se refiere a la presencia de artistas espa?oles, hay que se?alar que se ha aumentado y, por tanto, mejorado el n¨²mero de obras de los que originalmente estuvieron en la versi¨®n londinense, Eduardo Arroyo y el Equipo Cr¨®nica, lo cual me parece comprensible, aunque no tanto que se haya incorporado a Luis Gordillo, y no ciertamente porque no sea un excelente pintor, sino por salirse del criterio con que ha sido concebida la muestra. No obstante, la verdad es que, luego, visto el montaje y las obras seleccionadas del pintor sevillano, las dudas afortunadamente se disipan.
En realidad, tengo que confesar que esto mismo es lo que en general me ha ocurrido con esta muestra de arte pop al verla en Madrid: que la mayor parte de los reparos cr¨ªticos que sent¨ªa a priori curiosamente iban relativiz¨¢ndose o desapareciendo al recorrer la exposici¨®n, incluyendo entre ellos la parafernalia pueblerina organizada por nuestros medios informativos de masas, cuya alocada forma de publicitar err¨®neamente expectativas a veces logra arrasar hasta las iniciativas m¨¢s positivas.
De esta manera, la conclusi¨®n cr¨ªtica que cabe aqu¨ª extraer es que, sin que desaparezcan las pegas de fondo que antes he enunciado, se le proporciona una informaci¨®n adecuada al visitante espa?ol para hacerse una v¨¢lida composici¨®n de lugar acerca de las vicisitudes del pop y, sobre todo, que la selecci¨®n de la mayor parte de artistas y obras es bastante respetable desde el punto de vista hist¨®rico y cualitativo.
Hay as¨ª excelentes Rauschenberg, Dine, Johs, Rivers, Lichtenstein, Warhol, Rosenquist, Wesselman, Oldenburg, Indiana, Artschwager, Ruscha, Ramos, Thiebaud, Segal, por parte norteamericana; como tambi¨¦n los hay por la brit¨¢nica con Paolozzi, Hamilton, Kitaj, Hockney, Blake, Jones, Smith, Phillips, Caulfield. Mientras que el resto, lo que despectivamente un brit¨¢nico a?ejo llamar¨ªa "el pop continental", hace aguas por doquier, no tanto por la inmerecida presencia de los que s¨ª est¨¢n, ni tampoco por la calidad de las obras elegidas, sino sencillamente porque los comisarlos ni saben ni les ha interesado demasiado complicarse la vida con este asunto, lo cual se trasluce hasta en las fichas t¨¦cnicas del cat¨¢logo.
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