Un incendio arrasa de madrugada 31 chabolas del poblado magreb¨ª de Pe?a Grande

El incendio comenz¨® a las 4.30 de ayer y alarm¨® a todos con sus grandes llamaradas y las explosiones de las bombonas de butano, aunque no hubo v¨ªctimas. Treinta y una de las 191 chabolas del poblado magreb¨ª de Pe?a Grande (distrito de Fuencarral) quedaron calcinadas. El fuego, adem¨¢s de dejar sin hogar a 60 personas, aviv¨® las tensiones vecinales. Los marroqu¨ªes sospechan que el incendio fue provocado y cuentan que un vecino espa?ol pidi¨® a los bomberos que dejasen que las llamas acabaran con el poblado entero.

Cuarenta adultos y 14 ni?os -la mayor¨ªa de ellos de origen marroqu¨ª- huyeron de la quema precipitadamente en mitad de la noche. A media ma?ana de ayer, de sus casas de madera y cart¨®n, s¨®lo quedaba un amasijo calcinado de somieres y electrodom¨¦sticos bajo un sol de justicia. El Ayuntamiento y la Cruz Roja instalaron en el lugar dos grandes tiendas de campa?a con 60 camillas, sobre las que saltaban los ni?os, ajenos a la tragedia vivida.Los marroqu¨ªes aseguraban ayer que el incendio fue provocado. Varios, en corro, hilaban sus sospechas: "El fuego empez¨® en esas tres chabolas, que ahora est¨¢n vac¨ªas porque sus due?os se fueron el viernes de vacaciones"... "Son egipcios"... "No, son marroqu¨ªes, como nosotros"... "Anoche hab¨ªa cinco personas aqu¨ª y un coche Ford azul sin matr¨ªcula"... "Echaron gasolina".

Chal¨¦s colindantes

Un polic¨ªa municipal que estaba informando al concejal de Seguridad, Carlos L¨®pez Collado, se encog¨ªa de hombros. "No creo, no creo. Estas chabolas arden muy f¨¢cilmente. Se quem¨® una y ardieron las que est¨¢n al lado". Al concejal le rode¨® un grupo de vecinos cuyos chal¨¦s lindan con las chabolas, para contarle sus quejas. "Hay que acabar con este poblado", dec¨ªan. "Nos sentimos cada vez m¨¢s inseguros. Las chicas no pueden llegar a casa m¨¢s tarde de las diez. Pagamos impuestos como los dem¨¢s y mire qu¨¦ situaci¨®n tenemos que soportar".

Los miembros de la asociaci¨®n de las calles Joaqu¨ªn Lorenzo y Manuel Garrido aseguran que los incidentes son constantes, aunque no precisan casos de agresiones o robos. "Una vez se me metieron varios en el jard¨ªn", dice una mujer de mediana edad, "y hasta que no vino la polic¨ªa no se fueron. Pas¨¦ mucho miedo". En el mismo corro, un hombre asegura que alguien grit¨® a los bomberos que no intervinieran, que dejaran que se quemara todo. "Yo, en caliente, hubiera dicho algo peor. Porque esto es impresentable", a?adi¨®.

Una de las familias que vive justo frente a las chabolas niega que alguien dijera tal disparate. "Es que los bomberos s¨®lo dirig¨ªan sus mangueras hacia las chabolas y alguno grit¨® que nosotros corr¨ªamos tambi¨¦n peligro, que en los garajes hab¨ªa coches y pod¨ªan quemarse", explica una joven. Su hermano a?ade: "Al fin y al cabo, nosotros s¨ª pagamos impuestos; ellos, no".

Este poblado de Pe?a Grande se empez¨® a formar hace cinco a?os con la presencia de magreb¨ªes que llegaron a pagar a los gitanos hasta 25.000 pesetas por el alquiler de una chabola de ocho metros cuadrados. Ahora no pagan -"casi todos estamos ya legalizados y no nos pueden obligar", dice un joven marroqu¨ª- y sus casas las ha censado el Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginada, por lo que tienen una opci¨®n a conseguir una vivienda digna alg¨²n d¨ªa.

El poblado fue noticia la pasada semana en raz¨®n de la promesa hecha por el delegado del Gobierno de que la Administraci¨®n avalar¨¢ a estos chabolistas para poder alquilar un piso. "Muchos tenemos dinero", explican, "pero nadie nos quiere arrendar una casa".