Florencia celebra el quinto centenario de la muerte de Lorenzo de M¨¦dicis
Numerosas exposiciones revisan la figura y la leyenda del Magn¨ªfico,
En este a?o de conmemoraciones, tambi¨¦n Florencia celebra su quinto centenario. En 1492 mor¨ªa Lorenzo de M¨¦dicis y con ¨¦l un periodo de efervescencia que ya para siempre quedar¨ªa asociado a su nombre: la florens Florentia del Renacimiento. Tras quinientos a?os se revisa el mito y su realidad. Un comit¨¦, encabezado por los m¨¢s relevantes nombres de la cultura italiana -desde Giulio Andreotti hasta Eugenio Garin o G. C. Argan-, ha organizado un m¨²ltiple dispositivo de aproximaci¨®n a la figura del Magn¨ªfico y su leyenda: exposiciones, congresos, libros, espect¨¢culos
En la Biblioteca Nacional de Florencia se presenta una muestra sobre el tema de la mitificacci¨®n: Lorenzo despu¨¦s de Lorenzo. Y en la casa natal de Miguel ?ngel se evoca (hasta el 19 de octubre) uno de los episodios que m¨¢s han contribuido a alimentar la leyenda de su mecenazgo: El jard¨ªn de San Marco, un jard¨ªn de esculturas en donde artistas j¨®venes como el mismo Miguel Angel pod¨ªan realizar tareas de copia y restauraci¨®n.Sin embargo, Lorenzo fue m¨¢s un connaisseur, un actor de su propio sue?o, que un protector discreto y pr¨¢ctico como lo hab¨ªa sido el viejo Cosimo, fundador de la estirpe; m¨¢s un pr¨ªncipe diletante con una pol¨ªtica de prestigio cultural que un patrocinador de realizaciones efectivas. As¨ª se puede ver, por un lado, en la muestra Arquitectura del periodo de Lorenzo el Magn¨ªfico, que en el Hospital de los Inocentes pone al descubierto el car¨¢cter inacabado de la mayor parte de sus encargos arquitect¨®nicos, y por otro, en la exposici¨®n Le temps revient, que en el Palazzo M¨¦dici de la Via Larga (hasta el 30 de agosto) rememora la pol¨ªtica festiva y ceremonial que uni¨® la imagen de Lorenzo a la idea de una refundaci¨®n simb¨®lica de la ciudad, convertida toda ella en escenario de espect¨¢culos, desfiles, cabalgatas y giostre.
Obras po¨¦ticas originales
Muy cerca del Palazzo M¨¦dici y junto a la iglesia de la familia, en la Biblioteca Mediceo-Laurenziana puede verse otra exposici¨®n con un t¨ªtulo alusivo a la leyenda, A Fombra del lauro, en la que se exponen las obras po¨¦ticas originales de Lorenzo, as¨ª como los testimonios y manuscritos del c¨ªrculo neoplat¨®nico del que ¨¦l mismo formaba parte. Aqu¨ª se encuentran, por ejemplo, la Apolog¨ªa escrita por Pico della Mirandola para defender las tesis de su s¨ªntesis del saber condenadas por el Papa, o el tratado de medicina astrol¨®gica que Ficino escribi¨® en Careggi, y en el que aparece la primera caracterizaci¨®n del genio saturniano. Pero de nuevo se echa en falta una informaci¨®n integrada en el recorrido que sit¨²e y explique todo ese material; en este caso, de extraordinaria importancia.
A la luz de lo estrictamente: expuesto en todas esas muestras, nada podr¨ªa hacernos pensar que el propio Lorenzo fue: un reconocido exponente del. tipo saturniano o melanc¨®lico. Ni tampoco que comparti¨® con Ficino y Pico la experiencia superadora de los cuadros tradicionales de especulaci¨®n que tuvo lugar en Careggi. De hecho, la villa de Careggi, sede de la nueva Academia Plat¨®nica (que m¨¢s que una academia fue un c¨ªrculo unido por lazos de afinidad), ni siquiera ha sido incluida en los Itinerarios laurenzianos preparados para la ocasi¨®n. Y sin embargo, aqu¨ª, en este jard¨ªn del saber, fue donde germin¨® la nueva conciencia del s¨ªmbolo y de la creatividad que marc¨® la direcci¨®n intelectual del periodo. La poes¨ªa pas¨® a ser el nexo com¨²n de un mundo en donde todo estaba en todo, todo pod¨ªa devenir todo, y en consecuencia, ya nada era seguro. Entre lo tr¨¢gico y lo l¨²dIco, tal es el horizonte de la nueva Atenas laurenziana: un descubrimiento simult¨¢neo de la pluralidad y de la individualidad, una apertura estetizante a registros anta?os reservados a dioses y demonios, una racionalidad din¨¢mica que no se detiene ante las contradicciones y que aspira a soldar experiencia y contemplaci¨®n.
Desgarro
Este desgarro o equilibrio inestable entre solicitaciones contrarias es lo que sit¨²a la actitud vital de Lorenzo -representado por Ficino como un inspirado en comuni¨®n con la naturaleza y por Maquiavelo como un pr¨ªncipe interiormente escindido- bajo el signo de Saturr¨ªo. Y esta misma tendencia a la reintegraci¨®n de lo diverso es lo que marca la actitud del arte ante el sue?o cl¨¢sico. Es de esperar que la exposici¨®n Talleres de pintura en Florencia en tiempos de Lorenzo el Magn¨ªfico, que deb¨ªa abrir sus puertas en mayo y se ha pospuesto hasta octubre, ofrezca una perspectiva global de este complejo panorama, desde la f¨¢bula sublimada de Botticelli hasta el arqueologismo fant¨¢stico de Filippino Lippi y la animaci¨®n dionislaca de Antonio Pollaiolo. Pero por el momento no hay m¨¢s que la exposici¨®n de los Uffizi, El dibujo florentino en tiempos de Lorenzo el Magn¨ªfico. Que no es poco en la medida en que muestra la maduraci¨®n del dibujo como g¨¦nero aut¨®nomo y alberga obras tan significativas como las ilustraciones de la Divina Comedia de Botticelli (realizadas en un momento en que la memoria de Dante hab¨ªa cobrado especial actualidad, tanto por el valor inici¨¢tico que se atribu¨ªa a su viaje como por un creciente af¨¢n de glorificaci¨®n de los hijos de la Toscana).
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