Napole¨®n, las madres solteras y el derecho de los hijos

La posibilidad de investigar la paternidad fue Introducida en el C¨®digo Civil espa?ol por mandato de la Constituci¨®n de 1978, que en su art¨ªculo 39 la estableci¨® como mecanismo de defensa de los hijos y de las madres, "cualquiera que sea su estado civil". Con ello, se derog¨® el viejo precepto seg¨²n el cual era inadmisible cualquier demanda encaminada a "investigar la paternidad de los hijos ileg¨ªtimos", inspirado en el c¨®digo de Napole¨®n, que pon¨ªa mucho cuidado en "evitar que las mujeres solteras pudieran elegir como padres de sus hijos a los m¨¢s ricos de cuantos las frecuentaran".La gran certeza cient¨ªfica que permiten actualmente las pruebas biol¨®gicas de investigaci¨®n de la paternidad y la prioridad constitucional de "la protecci¨®n integral de los hijos" han contribuido a arrumbar los viejos derechos de los hombres frente a las mujeres con las que manten¨ªan relaciones, aunque algunos jueces siguen siendo sus principales valedores.

El Tribunal Constitucional, al que Manuel Ben¨ªtez El Cordob¨¦s pidi¨® amparo, rechaz¨® en 1990 su demanda y consider¨® que la negativa a la prueba biol¨®gica "constituye base suficiente para que el tribunal establezca el nexo causal preciso para llegar a una conclusi¨®n sobre la filiaci¨®n reclamada". Frente a la oscilante jurisprudencia del Tribunal Supremo, el m¨¢ximo int¨¦rprete de la Constituci¨®n razon¨® que el derecho a la intimidad "no puede convertirse en una suerte de consagraci¨®n de la impunidad", ni en una quiebra del "respeto de posibles v¨ªnculos familiares".