Gibraltar
Inicia el se?or Moster¨ªn su escrito sobre Gibraltar con un juicioso alegato contra la existencia de fronteras. Lo suscribo y lo hago extensivo a la necesidad de unificar, ?ay!, idiomas y Gobiernos. Ya Joaqu¨ªn Leguina (EL PA¨ªS, 3 de septiembre de 1991) indicaba: Es racional que la identificacion con una lengua com¨²n se haya de transformar ineluctablemente en Estados, fronteras, ej¨¦rcitos y monedas diferentes?". Dice el se?or Moster¨ªn: "La poblaci¨®n gibraltare?a es un¨¢nime en su rechazo de la integraci¨®n en el Estado espa?ol". Claro, como que no son gibraltare?os, son brit¨¢nicos.Omite el se?or Moster¨ªn un peque?o dato, y es que los gibraltare?os aut¨®ctonos (originarios) salieron en masa hacia la actual San Roque cuando la plaza fue ocupada por los brit¨¢nicos, y es en San Roque donde viven los leg¨ªtimos descendientes de los igualmente leg¨ªtimos gibraltare?os, donde se conserva archivo local, de nacimientos, sepulcros de h¨¦roes de la contienda, su bandera o pend¨®n (bordada, seg¨²n tradici¨®n, por Juana la Loca), etc¨¦tera; todo referido a 1500, as¨ª como la real c¨¦dula de concesi¨®n de armas her¨¢ldicas a la ciudad de Gibraltar, las mismas que usa San Roque; incluso conserva en lo religioso la imagen de Santa Mar¨ªa la Coronada. La fundaci¨®n indicada lo fue con fecha 4 de agosto de 1704. Un exilio.
La historia no puede inventarse ni se debe mutilar-
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