S¨®lo 20 de las 300 academias de idiomas de Madrid est¨¢n controladas por la Administraci¨®n
., Las p¨¢ginas amarillas de Tel¨¦fonica ofrecen hasta 300 opciones para aprender idiomas, pero s¨®lo un, 10% de estas academias pertenecen a la Asociaci¨®n de Ense?anza de Idiomas de Madrid (Acedim) y s¨®lo 20 son escuelas oficiales controladas por el Ministerio de Educaci¨®n. Estas dependen de la subvenci¨®n p¨²blica, trabajan bajo el control administrativo y ense?an sin cobrar, mientras que las privadas deben sobrevivir en el mercado libre. Las hay para todos los gustos: desde la escuela improvisada formada por dos nativos hasta la que comete faltas de ortograf¨ªa en sus cuestionarios en la lengua que supuestamente dominan. "Ni siquiera solicitan una acreditaci¨®n profesional", comenta at¨®nita la alemana Doris Luik despu¨¦s de pedir trabajo en una academia de idiomas. Le han dejado ense?ar alem¨¢n con la ¨²nica cualificaci¨®n de ser nativa. Un gran n¨²mero de las academias de idiomas en Madrid elige este camino para desarrollar su negocio con profesores sin contratos de trabajo, evitando as¨ª cotizar a la Seguridad Social. Adem¨¢s, cada hora de ense?anza se paga poco -entre 700 y 1.200 pesetas-. La ¨²nica posibilidad de sobrevivir de los ense?antes es trabajar muchas horas al d¨ªa, lo que deja poco tiempo para preparar las clases.
Folletos enga?osos
La movilidad laboral de estos profesores es enorme, lo que repercute negativamente en los alumnos que llegaron a Espa?a con una informaci¨®n falseada. Los tablones de anuncios en las universidades alemanas, por ejemplo, est¨¢n plagados de folletos enga?osos. "Desde el primer contacto con el nuevo idioma, los alumnos podr¨¢n pensar en la nueva lengua", promete la escuela Paraninfo, en Arg¨¹elles. Esta academia tiene 900 alumnos al a?o, que s¨®lo pagan 500 pesetas por la hora de ense?anza. En la oficina no quisieron dar el n¨²mero de profesores con los que cuenta la academia.El alem¨¢n Hans Moser, asistente t¨¦cnico en la Universidad de Berl¨ªn, ha tenido una mala experiencia en academias privadas. No hab¨ªa ex¨¢menes previos para conocer el nivel de conocimiento del idioma de cada alumno, ni una metodolog¨ªa clara de ense?anza. "Hab¨ªa una desorganizaci¨®n total", comenta Moser. "No ten¨ªan material ni nada. Estos centros", concluye, "s¨®lo se preocupan de ganar dinero".
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