Factores externos
La crisis de la econom¨ªa de Estados Unidos se debe no s¨®lo a problemas internos estructurales, seg¨²n el autor, quien encuentra tambi¨¦n factores externos, especialmente el auge de otros poderes econ¨®micos como Jap¨®n y la CE. Prev¨¦ una reactivaci¨®n si se reduce la imposici¨®n y se recortan los presupuestos sociales.
Mucha tinta corre acerca de la aton¨ªa econ¨®mica de los 50 estados de la Uni¨®n americana. Muchos se preguntan el por qu¨¦ de esta aton¨ªa cuando Estados Unidos, ahora m¨¢s que nunca, se ha constituido como la principal potencia pol¨ªtica mundial luego de desaparecido el bloque del Este europeo. Aparte de los problemas internos estructurales, tal vez, su estado econ¨®mico actual se deba a factores externos, y es pecialmente al auge de otros poderes econ¨®micos como Jap¨®n y la Comunidad Europea en su conjunto. Esta par¨¢lisis de la econom¨ªa norteamericana pueda ser que coincida con el nacimiento de un mundo tripartito, esto es, un mundo dividido entre grandes regiones econ¨®micas, dominada cada una de ellas por l¨ªderes diferentes. Estados Unidos formar¨ªa una regi¨®n junto con Canad¨¢, M¨¦xico y el hemisferio sur americano, cuyo primer paso hacia esta regionalizaci¨®n ha tenido lugar en d¨ªas pasados con el pacto de libre comercio firmado entre esos pa¨ªses m¨¢s M¨¦xico con los de Am¨¦rica Central excepto Panam¨¢. Jap¨®n ser¨ªa el l¨ªder de la regi¨®n del Pac¨ªfico. La Comunidad Europea, encabezada por Alemania, formar¨ªa el tercer bloque de pa¨ªses econ¨®micamente divididos.
No obstante que los pasos m¨¢s importantes para la regionalizaci¨®n se iniciaron hace unas d¨¦cadas, este proceso empez¨® con el declive de la econom¨ªa norteamericana durante la administraci¨®n Nixon. En aquel tiempo, tanto Jap¨®n como Europa Occidental se hab¨ªan desarrollado lo suficiente para competir con la econom¨ªa norteamericana.
El deseo de Estados Unidos de conservar. el liderazgo le llev¨® a adoptar pol¨ªticas que s¨®lo sirvieron para agravar el declive. En agosto de 1971, el Presidente Nixon anunci¨® que el d¨®lar ya no ser¨ªa convertible en oro y que EE UU gravar¨ªa con. un 10% las importaciones obligatorias. Ambas acciones significaron el abandono, al menos en parte, de los principios en los que se hab¨ªa basado el orden liberal tras la Segunda Guerra Mundial.
Balanza comercial
En 1971, el d¨¦ficit de la balanza de pagos se increment¨® y EE UU tuvo un d¨¦ficit en la balanza comercial de 2.260 millones de d¨®lares que ascendi¨® el siguiente a?o a 6.416 millones por primera vez en el siglo XX. A partir de esos a?os, tanto la balanza comercial como la balanza por cuenta corriente, han arrojado fuertes saldos negativos, con un d¨¦ficit m¨¢ximo de 140.127 millones de d¨®lares y de 163.474 millones respectivamente en 1987. M¨¢s recientemente, en 1991, el saldo negativo de la balanza comercial fue de 73.436 millones y el de la balanza por cuenta corriente de 3.682 millones de d¨®lares (1).
Latinoam¨¦rica contribuye fuertemente al deterioro de la balanza comercial norteamericana: cuando M¨¦xico suspende pagos en 1982 y contagia a los dem¨¢s pa¨ªses de la regi¨®n, de un saldo comercial, positivo para EE UU de 3.703 millones de d¨®lares en 1981 pasa a un d¨¦ficit de 5.400 millones en 1982 continuando as¨ª, con saldos negativos hasta el ¨²ltimo a?o, 1991, con un m¨¢ximo de 185.897 millones de d¨®lares en 1984. Sin lugar a dudas, la llamada "d¨¦cada perdida latinoamericana" afecta directamente al coloso del norte americano.
Si se explica en parte que factores externos impiden la reactivaci¨®n de la econom¨ªa norteamericana, surge la pregunta del por qu¨¦ en el orden interno no se nota un resurgimiento norteamericano. Se hace incomprensible, que con unas tasas de inter¨¦s del 3,5% anual no se reactiven las inversiones frente a unas tasas de inter¨¦s del orden del 10% en los pa¨ªses europeos comunitarios y del 13,29% que aplica como media toda la banca privada espa?ola (2).
Adem¨¢s, los impuestos de sociedades norteamericanos no son m¨¢s elevados que los de los pa¨ªses comunitarios europeos, por el contrario, s¨®lo llegan al 36% sobre los beneficios de las empresas, comparable al tipo espa?ol y muy por debajo del alem¨¢n del orden del 57%, s¨®lo m¨¢s elevado que el de Francia y el del Reino Unido con el 34% y el 33% respectivamente.
La herencia de Reagan
Claro est¨¢, la herencia negativa que dej¨® la era Reagan con la ca¨ªda de la productividad y los d¨¦ficits astron¨®micos norteamericanos, han pesado como una losa sobre la administraci¨®n Bush. No se puede dejar de mencionar que el d¨¦ficit p¨²blico estadounidense superar¨¢ los 300.000 millones de d¨®lares y la deuda p¨²blica unos 3,9 billones de d¨®lares en 1992, cifras r¨¦cord seg¨²n comentaristas econ¨®micos.
Un cap¨ªtulo que no se menciona y que seguramente influye en la no reactivaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense, puede ser el de las inversiones directas norte americanas en el exterior. ?stas, descontadas de las inversiones directas extranjeras en EE UU, ofrecen un saldo de 147.906 millones de d¨®lares en 1991 (802.000-654.094 millones) (3).
Esas inversiones en multinacionales norteamericanas elaboran productos exportables hacia EE UU, que inundan ese mercado restando producci¨®n y empleo de mano de obra nacional. Las exportaciones se originan en especial en el sureste asi¨¢tico y pronto ser¨¢n reemplazadas por las exportaciones mexicanas.
Los ofrecimientos del Presidente Bush de una reducci¨®n de la imposici¨®n, recortes presupuestarios sociales, aunque impopulares estos ¨²ltimos, pueden reactivar la econom¨ªa junto con aumentos de la masa monetaria y un incremento de los cr¨¦ditos desgravados a las empresas para salir de esta coyuntura negativa. Los resultados de las urnas har¨¢n o no realidad estos ofrecimientos el pr¨®ximo mes de noviembre.
1 Fuente: Survey of Current Business.
2 Fuente: EL PA?S, de 22 de agosto de 1992.
3 Fuente: EL PA?S, Survey of Current Business.
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