Toros por el pasillo del Ayuntamiento
Las plazas port¨¢tiles, mas inseguras y molestas, perduran por tradici¨®n
En la mayor¨ªa de los pueblos de la Comunidad de Madrid se torea entre vallas met¨¢licas, y el respetable se sienta en una grada que no es m¨¢s que un tabl¨®n de madera sobre una alfombra de latas de refresco vac¨ªas. El coso m¨®vil es peligroso, dicen los expertos, y es molesto que los toros pasen por el pasillo del Ayuntamiento, como en Arganda. Pero construir una plaza puede ser una empresa in¨²til: los vecinos quieren ver los toros donde los vieron sus abuelos y no en ninguna plaza moderna, por muy s¨®lida que sea.
Las plazas port¨¢tiles, construidas de elementos m¨®viles met¨¢licos o de madera, tienen que cumplir el reglamento en cuanto a ruedo, callej¨®n, burladeros y barreras, igual que las permanentes. Pero pueden ser las m¨¢s peligrosas, pues "puede haber un movimiento e irse la instalaci¨®n al garete", afirma Pedro Mora, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Y luego est¨¢ el control de la capacidad m¨¢xima de la instalaci¨®n. Un aficionado comenta que durante la ¨²ltima feria de Valdemorillo -que se celebra en una de estas instalaciones tem¨ªa por su vida: "La plaza estaba cada vez m¨¢s repleta y la gente se agolpaba fuera con su papeleta en la mano. Daba la impresi¨®n de que se hab¨ªan vendido m¨¢s entradas, aunque la organizaci¨®n dec¨ªa que es que los aficionados se colocaban mal". Pero lo peor es cuando se corren los encierros. En un abrir y cerrar de ojos, el p¨²blico cubre las gradas sin que nadie se lo impida y en la cantidad que sea: "Cuando hay un encierro, nuestra plaza se llena al doble de su capacidad" comenta Juan Carlos V¨¢llega, alcalde socialista de San Mart¨ªn de la Vega (7.000 habitantes).
Julio G¨®mez, primer edil de Arganda del Rey (25.000 habitantes), donde se celebra estos d¨ªas, en plaza m¨®vil, una de las ferias de novilladas m¨¢s importantes de Espa?a, cree que "hay psicosis desde el accidente de C¨®rcega". En mayo, 15 personas murieron y m¨¢s de un millar resultaron heridas al caerse una grada port¨¢til de un estadio de f¨²tbol en la capital de la isla. Un vecino de Arganda denunci¨® el peligro de una de las gradas de la plaza local. Lo que hizo G¨®mez fue contratar a una empresa experta en control y resistencia de materiales que, tras seis ex¨¢menes con rayos X, ha garantizado la seguridad de la instalaci¨®n.
Redes protectoras
La mencionada grada se encuentra pegada a la entrada de la iglesia en la plaza de la Constituci¨®n. Tiene una capacidad de 1.000 personas y algunos tablones tienen hendiduras centrales y est¨¢n m¨¢s flojos, si bien por debajo, y al igual que las tres restantes, est¨¢ pro tegida por unas redes.
El Ayuntamiento mantieneun almac¨¦n permanente de materiales para ir reponiendo los necesarios durante los d¨ªas de fiesta, pues aunque no haya espect¨¢culo taurino, "los cr¨ªos se suben continuamente a las gradas destrozando los tablones", afirma G¨®mez.
. Por lo general, los cosos en ¨¦pocas de fiestas se instalan en la misma plaza mayor del pueblo, y as¨ª, "en Campo Real, la entrada del Ayuntamiento est¨¢ cruzada por los hierros que sustentan las gradas; en Arganda, la presidencia de la plaza es el mismo balc¨®n del Ayuntamiento, que queda justo encima de la ¨²ltima grada, como en Torrelaguna o en San Mart¨ªn de la Vega, y los toros pasan de los chiqueros a la arena atravesando el pasillo de entrada del Ayuntamiento.
En Arganda, todas las entradas a bares y comercios de la plaza, incluida la del Ayuntamiento, est¨¢n tapadas con los hierros que forman la estructura que sustenta la plaza. Esto significa cortar el tr¨¢fico rodado por el centro de la localidad y tener pr¨¢cticamente colapsado el Ayuntamiento.
El alcalde ha manifestado que est¨¢ previsto una partida en los presupuestos municipales "para el estudio, que no construcci¨®n", dice, de viabilidad de una nueva plaza fija en un lugar m¨¢s adecuado. Aunque hace m¨¢s de 10 a?os el equipo de Gobierno intent¨® sacar la plaza fuera de su tradicional emplazamiento. Los vecinos lo impidieron.
"El montaje y desmontaje de la plaza m¨®vil tiene un coste alt¨ªsimo", asegura Juan Carlos V¨¢llega, el regidor de San Mar t¨ªn de la Vega. Una plaza fija, dice, vale 60 millones, y el coste de cada fiesta, seis. Los 60 millones se pueden amortizar en varios a?os. Pero los alcaldes se enfrentan, en unos casos, con la oposici¨®n del pueblo para no cambiar el emplazamiento tradicional, y en otros, con el coste econ¨®mico. No todos est¨¢n dispuestos a asumir el coste pol¨ªtico.
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