El mundo flamenco recuerda a Camar¨®n
?xito del homenaje al cantaor en Madrid
Cantaores, guitarristas, bailaores, flamencos en general y p¨²blico aficionado rindieron homenaje a Camar¨®n el pasado domingo en Madrid. Asisti¨® tanta gente como la que se qued¨® sin entradas, el Ayunta miento de Madrid le concedi¨® a t¨ªtulo p¨®stumo la medalla al M¨¦rito Art¨ªstico y varias generaciones de flamencos se unieron por una noche en el recuerdo a un artista que ha pasado a la historia del cante gitano. Para el pr¨®ximo mes de noviembre, se anuncia otro homenaje con la presencia de Mick Jagger, Peter Gabriel, Milton Nascimento y Juan Luis Guerra.
Lola Flores dijo unos versos que compusiera para Camar¨®n, y en ellos situaba al cantaor de la Isla en la gloria gitana. El patio central del Cuartel del Conde Duque, en Madrid, fue un clamor. Porque all¨ª dominaba una gitaner¨ªa orgullosa, que vibraba en el homenaje a su ¨ªdolo, el pr¨ªncipe de los cantaores que en vida se convirtiera en mito.El recinto se llen¨® a reventar. El aforo completo vendido; 4.000 localidades, y otras 2.000 o 3.000 personas que se quedaron en la calle. Siete millones de pesetas en taquilla, que ser¨¢n entregados a Dolores Montoya, Chispa, la viuda del cantaor, m¨¢s los ingresos que se generen por otros conceptos.
Dolores Montoya estaba all¨ª y subi¨® al tablado para recibir de manos del concejal de Cultura, Pedro Ortiz, la medalla al M¨¦rito Art¨ªstico que el Ayuntamiento de Madrid ha concedido a t¨ªtulo p¨®stumo a Camar¨®n de la Isla. Las gitanas cuchicheaban entre ellas y, estremecidas, sent¨ªan como suyo el dolor de la viuda. La audiencia entendi¨® y respet¨® el silencio de esta mujer joven y entristecida, quien s¨®lo pronunci¨® unas sencillas y escuetas palabras: "No tengo nada que decir. Pero muchas gracias".
La gitaner¨ªa. hab¨ªa tomado el Cuartel del Conde Duque, en palabras de un responsable de la organizaci¨®n, al asalto. Familias completas, desde el t¨ªo, el patriarca a quien todo el clan respeta y cuya palabra es ley, hasta los churumbeles de pecho. Casi todos vestidos de fiesta, con sus mejores galas, profusi¨®n de rasos, de brillos, alhajados pr¨®digamente. En cierto modo se sent¨ªan protagonistas, era, su fiesta, el homenaje a Camaron, a uno, de los suyos que todos, gach¨®s y gitanos, han subido a los altares tras su fallecimiento.
Una fiesta
Porque el homenaje fue una fiesta. Pese al motivo luctuoso que hubo para el encuentro, la. celebraci¨®n fue una fiesta. Entre los gitanos hab¨ªa alegr¨ªa, hab¨ªa orgullo, la enorme satisfacci¨®n de sentirse protagonistas por una vez. Gritos, exclamaciones, v¨ªtores, proclamaban a cada momento que Camar¨®n era el mejor, el ¨²nico. Para toda esta gente Camar¨®n sigue vivo y nunca habr¨¢ otro como ¨¦l.Y Tomatito es el reflejo, el ser privilegiado que estuvo tan cerca de ¨¦l durante tanto tiempo. Nadie fue acogido con tal clamor, con tan evidentes muestras de cari?o. Antes de que hubiera pulsado las cuerdas de su guitarra, Tomatito ya hab¨ªa triunfado. Y ser¨¢ por mucho tiempo as¨ª, indudablemente: cuando Tomatito aparezca ante una audiencia, a su lado habr¨¢ una presencia incorp¨®rea, pero cierta, que irradiar¨¢ sobre ¨¦l una parcela de su gloria.
Tomatito acompa?¨® con su toque a La Sus?, a Jos¨¦ Merc¨¦, a Menese. Hay que decir que todos cuantos subieron al escenario del Conde Duque lo hicieron conscientes del momento hist¨®rico que viv¨ªan, y se comportaron con sobriedad , conteniendo su emoci¨®n, antes como personas que como artistas. En las letras de los cantaores, muchas alusiones al compa?ero desaparecido, a su recuerdo, a la huella que dejan los corazones de cuantos le conocieron y admiraron.
No tiene sentido hacer un an¨¢lisis cr¨ªtico convencional de unas actuaciones absolutamente desinteresadas y con un fin tan concreto como este. Pero tampoco ser¨ªa justo silenciar los nombres de quienes hicieron posible con su entrega el ¨¦xito, de tan noble empresa. Junto a los citados anteriormente, estuvieron en el cante Ram¨®n el Portugu¨¦s, Jos¨¦ el de la Tomasa, Vicente Soto, Turronero, Manuel Mairena, Rancapino, Juan Villar y Potito; en el toque, Mora¨ªto Chico, Manolo Franco, Ni?o de Pura y Ram¨®n Trujillo, y en el baile, Juan Ram¨ªrez, Sara Vara y Javier Bar¨®n.
Camar¨®n, desde esa gloria gitana a que se refiri¨® Lola, estuvo presente en todo momento, inspirando y motivando a todos, actuantes y espectadores. Y sus compa?eros le hicieron el ¨²nico homenaje posible: un arte de grandeza, jondura y coraz¨®n.
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