Diego Lara (1944-1990): la obra de la vida
Tras el p¨®stumo homenaje que se le rindi¨®, mediante una amplia exposici¨®n que tuvo lugar en la sede madrile?a de La Caixa a finales del a?o 1990, a los pocos meses de haber fallecido, nuevamente puede contemplarse una selecci¨®n de la obra de Diego Lara (Madrid, 19461990), en esta ocasi¨®n en la galer¨ªa Buades, donde no s¨®lo expuso por primera vez con ocasi¨®n de una muestra colectiva celebrada en el a?o 1982, sino que adem¨¢s fue la firma que le permiti¨® llevar a cabo uno de sus mejores trabajos como dise?ador gr¨¢fico: la revista Buades. Nada m¨¢s escribir esa denominaci¨®n profesional de dise?ador gr¨¢fico, ya estoy arrepentido, y no porque la fama de Diego Lara no procediera de haber elevado el dise?o gr¨¢fico a la categor¨ªa de una obra de arte, sino porque, en realidad, era un artista circunstancialmente abocado a trabajar en el dise?o.Lo que la citada exposici¨®n de La Caixa puso en evidencia ante todo el mundo y lo que ahora es corroborado mediante el medio centenar de obras exhibidas en la galer¨ªa Buades fue eso que todos los ¨ªntimos de Lara sab¨ªan: que Diego Lara jam¨¢s dej¨® de dibujar, pintar, hacer collages y, en general, desarrollar un trabajo creador de naturaleza m¨¢s art¨ªstica que estrictamente profesional. Mientras vivi¨® se negaba en rotundo a ense?ar ante extra?os, salvo en un par de espor¨¢dicas y casi an¨®nimas ocasiones, esa parte deslumbrante de su intimidad creadora, pero no tanto por razones de pudor personal o inseguridad, sino porque cualquier manifestaci¨®n de profesionalizaci¨®n art¨ªstica, en lo que demostraba mayor consecuencia con el modelo de Duchamp que cualquiera de los seguidores de ¨¦ste, pasados y presentes.
Diego Lara
Galer¨ªa Buades. Gran V¨ªa, 16. Madrid. Desde el 14 de septiembre de 1992.
Encargos y apuntes
En Diego Lara, en definitiva, el arte era una manifestaci¨®n de la vida o no era nada, y, en consecuencia, la mayor parte de las obras que nos ha dejado o eran fruto de encargos profesionales, donde la identidad creadora quedaba naturalmente protegida, o eran apuntes y comentarios visuales de los sucesos y personales con los que o entre los que le toc¨® vivir.Lo de vivir se lo tom¨® Diego Lara tan intensamente en serio, que no pudo por menos que morir joven, pero si alguien no tuvo el privilegio de apreciar directamente esa fant¨¢stica dilapidaci¨®n de energ¨ªa creadora ahora tiene la oportunidad de recorrer mirando algunas de sus obras hasta el momento presente clandestinas y as¨ª constatar c¨®mo cada trazo, imagen, idea, art¨ªsticos pueden no ser sino materializaciones de un modo intenso y tr¨¢gico de vivir.
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