Gremialismo

LA LIBERTAD de expresi¨®n es un elemento clave para distinguir una democracia. Sin ella, la arbitrariedad y el totalitarismo campan por sus fueros. De ah¨ª la importancia del papel que la comunicaci¨®n juega en los mencionados sistemas; al informar -primera obligaci¨®n del periodista-, consolida d¨ªa a d¨ªa tan esencial ejercicio y enra¨ªza en la sociedad las virtudes de la convivencia en libertad. Es decir, esa libertad no es s¨®lo un derecho del periodista, sino un deber para con sus lectores, oyentes o telespectadores.El pasado s¨¢bado, y en el transcurso del partido de f¨²tbol entre el Atl¨¦tico de Madrid y el Barcelona, surgi¨® un incidente entre un periodista deportivo y el inevitable presidente de la entidad deportiva. Los peligros que acechan a la libertad de expresi¨®n son m¨²ltiples. Desde quienes ans¨ªan el mayor control posible de todo cuanto les molesta o conviene -todos los dictadores vocacionales- hasta la reacci¨®n corporativa de quienes demandan solidaridad gremial en lugar de relatar los hechos.

Este peri¨®dico ha defendido siempre la libertad de expresi¨®n, pero con igual convicci¨®n ha criticado a quienes la manipulan demag¨®gicamente. El manifiesto abuso del presidente del Atl¨¦tico de Madrid no invalida el deber b¨¢sico del periodista: informar. Renunciar a ello ante las arbitrariedades de cualquier demagogo con poder es no entender ni el oficio ni, sobre todo, la libertad de expresi¨®n. Los corporativismos, en el mejor de los casos, remiten al r¨¦gimen anterior. En el peor, a la estupidez.