El buen toreo
En la corrida de menos expectaci¨®n de la feria se vio el buen toreo. Son las cosas de la vida, los contrastes propios de este valle de l¨¢grimas donde, cuando menos te lo esperas, te toca la loter¨ªa o te hacen un hijo de piedra. Depende. Bien es verdad que a la mayor¨ªa de los habitantes de este valle de lagrimas la loter¨ªa no les ha tocado jam¨¢s, mientras, lo otro, varias veces. El reencuentro con el toreo bueno, tan inesperado en esta corrida sin atractivos en su cartel, es lo que colm¨® de felicidad a los aficionados. Luego acab¨® la fiesta como el rosario de la aurora, pero eso no impidi¨® que los aficionados se sintieran satisfechos.El buen toreo es un raro tesoro. Pueden pasar meses de orejas y triunfos, sin que se, haya visto toreo por ning¨²n lado. Ocurri¨® algo parecido ayer en la Maestranza. La oreja, el triunf¨®, las vueltas al ruedo apote¨®sicas, fueron para quien no hac¨ªa el toreo bueno. Se llama Jesul¨ªn de Ubrique y hab¨ªa molido a derechazos a un toro pastue?o. Cerca de 10 minutos estuvo peg¨¢ndole derechazos y en todo ese tiempo ni siquiera se le pas¨® por la imaginaci¨®n echarse la muleta a la izquierda, y decir "Voy a darle a usted un natural, se?or toro pastue?o", e ir all¨¢ y d¨¢rselo como Dios manda.
Garrido / Mart¨ªn, Jesul¨ªn, Pareja
Toros de Diego Garrido, desiguales de presencia pero todos con trap¨ªo y cuajo; fuertes, lo recibi¨® cuatro varas, y 6?, cinco; 3? y 5?, que derribaron, resultaron pastue?os; resto, de escaso juego; 6?, manso.Pepe Luis Mart¨ªn: estocada (vuelta); estocada corta trasera y rueda de peones (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: estocada baja (ovaci¨®n y saludos)- estocada ladeada (oreja y dos vueltas) Mart¨ªn Pareja Obreg¨®n: dos pinchazos y estocada delantera ca¨ªda (vuelta); pinchazo delantero, media delantera atravesada, tres descabellos, pinchazo, otro tirando la muleta -aviso con retraso-, estocada a paso de banderillas, dos descabellos y se tumba el toro (pitos y almohadillas). Plaza de la Maestranza, 27 de septiembre. Cuarta corrida de feria. Dos tercios de entrada.
En realidad, los derechazos tampoco los dio Jesul¨ªn deUbrique como Dios manda Se colocaba fuera de cacho, la suerte descargada, el pico de la muletaza apuntando al pit¨®n contrario, y esa no es forma de torear como Dios manda. Entre los mil derechazos incluy¨® circulares citando de espaldas, y remataba estos -y los otros-, empalmando un pase de pecho con la derecha a otro con la izquierda, lo cual es fastuoso ejercicio que priva a los toreros de la modernidad.
"Medio Ubrique debe de haber aqu¨ª, cuando la gente grita tanto", comentaba alguien del tendido. Gritaba la gente, s¨ª de pura emoci¨®n, desbordado su entusiasmo; vitoreaba al ubrique?o diestro, flameaba pa?uelos, despu¨¦s de concedida una oreja pidi¨® la otra, "?la-otra!", con gran estruendo, abronc¨® al presidente por ?no con-ce-der-la!, Jesul¨ªn hubo de dar dos vueltas al ruedo en medio de un clamor... Y todo eso, sin haber dado ni un natural.
Los otros compa?eros no es que fuera pr¨®digos en el toreo al natural, pero lo intentaron -Pepe Luis Mart¨ªn- o incluso, lo ejecutaron florido -Pareja Obreg¨®n- Pepe Luis Mart¨ªn, a su primer toro, poderoso y huidizo, le instrument¨® una faena emocionante y honda. El problema del toro, lo resolvi¨® con depurada. t¨¦cnica, haci¨¦ndole girar en torno al eje de1a pierna adelantada, y as¨ª, cargando la suerte, sac¨® tres tandas de torer¨ªsimos pases en redondo. Domin¨® al toro, estuvo por encima de sus circunstancias, y con que s¨®lo hubiera tenido en la plaza la mitad de paisanos que su compa?ero, se le habr¨ªa proclamado el triunfador de la tarde.
Con permiso de Pareja Obreg¨®n, naturalmente, quien a otro toro pastue?o lo tore¨® de dulce, recargando la faena de barroca pinturer¨ªa pero tambi¨¦n desplegando todas las artes del toreo fundamental. Tard¨® en echarse la muleta a la izquierda y, cuando lo hizo, ejecut¨® con pulcritud los naturales. Perdi¨® la oreja por matar mal, y no deber¨ªa atribuirlo ala mala suerte, pues a¨²n sabe matar peor. Se ver¨ªa despu¨¦s.
Los restantes toros eran reservones y los diestros los muletearon voluntariosos. Al sexto, de apabullante estampa, manso y medio marrajo, Pareja Obregon - lo machete¨® movido y lo mat¨® a la ¨²ltima. En el transcurso del toricidio el toro le arrebat¨® la muleta y la lanz¨® al callej¨®n. Luego catapult¨® all¨ª la espada del descabello y de poco asesina a un hombre que estaba en un burladero y no ten¨ªa ninguna culpa. Parte del p¨²blico, enfurecido por estos incidentes, arroj¨® almohadillas al redondel, y puso as¨ª una grosera r¨²brica a la fiesta, que en nada se aven¨ªa con lo sucedido. La corrida hab¨ªa sido interesante; los toros, ¨ªntegros; los toreros hab¨ªan ofrecido muestras del toreo bueno. Ahora bien, si a algunos les toca la loter¨ªa y no se enteran, ese es otro asunto.
Babelia
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