Quien calla, calla
No consigo aceptar los razonamientos que, en respuesta a mi carta a EL PA?S del lunes 7 de septiembre, expone el se?or Tovan en la suya del lunes 14.Mi ¨²nica pretensi¨®n radica en establecer una mera y simple correspondencia entre los ciudadanos con capacidad legal para votar y los esca?os existentes en las Cortes Generales, de acuerdo con una serie de premisas y razonamientos que expongo a continuacion:
El derecho que todo ciudadano con capacidad legal para votar tiene no es b¨¢sicamente el derecho al voto, sino el derecho a ser representado. El voto se deduce de ¨¦ste.
Es el derecho a ser representado y no el del voto el que se corresponde con la obligaci¨®n que seg¨²n la Constituci¨®n tienen las Cortes Generales de representar al pueblo espa?ol. Se trata de una correlaci¨®n entre una obligaci¨®n de representar y un derecho a ser representado, no entre una obligaci¨®n de representar y un derecho al voto.
El voto no es sino una forma de ejercer el derecho a ser representado. Es este derecho el que implica el derecho a votar, pero nunca la obligaci¨®n de hacerlo. Votar, por tanto, es s¨®lo una forma de acceder a la representaci¨®n. No votar es otra.
No votar no puede significar perder el derecho a ser representado. No consigo entender que porque un ciudadano realice un acto legal, al que tiene derecho (como es no votar), quede autom¨¢ticamente excluido como sujeto de una obligaci¨®n (la de representarlo) que tienen las Cortes Generales para ¨¦l.
No votar no puede significar, renunciar al derecho a ser representado. Dice usted que quien calla otorga. Falso. Quien calla, calla. Y nada m¨¢s.
Vuelvo a manifestar que creo que la abstenci¨®n debe estar representada en las Corte Generales con tantos esca?os como proporcionalmente le corresponda, como si de un partido pol¨ªtico se tratara. Y que esos esca?os deben permanecer vac¨ªos durante toda la legislatura y gozar del mismo rango que los otros en la composici¨®n de ambas c¨¢maras. Se lo dice uno que vota.-
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