Colza

Ahora que somos oficialmente un pa¨ªs al borde de la ruina pero experto en solicitar, en los restaurantes de la modernidad, una lubina a la sal y al vinagre de rosas acompa?ada por la mousse al hinojo, tal vez hemos olvidado que, hace tan s¨®lo 11 a?os, miles de espa?oles de los que compraban -y siguen comprando- el aceite barato y a granel fueron v¨ªctimas de uno de los cr¨ªmenes m¨¢s viles -por lo que ten¨ªa de mort¨ªfero y por su calidad de abuso de los m¨¢s d¨¦biles- que ha padecido esta sociedad, que, por otra parte, ha conocido unos cuantos delitos y faltas perpetrados a su costa.Hubo un juicio, se determinaron

culpables y penas, se rehuy¨® acorralar a los responsables finales, y se fi jaron indemnizaciones. En aquella primavera del 81 -poco despu¨¦s del golpe de Tejero y casi al mismo tiempo que el atraco al Banco Central, lo recuerdo muy bien- toda v¨ªa no mandaba el PSOE, y la culpa de lo que ocurri¨® no la tuvo, por una vez, este Gobierno, sino el de UCD. Pero el. juicio y todo lo que ha venido despu¨¦s -el abandono de los afectados, el incumplimiento del pago de las cantidades que se les debe y que nunca comensar¨¢n lo que se les hizo- s¨ª es responsabilidad de la actual Administraci¨®n.

Los de la colza fueron los primeros espa?oles, aunque en aquel tiempo no lo sab¨ªamos, que el nuevo sistema dej¨® en la cuneta. Hay que entenderlo: son pobres, visten mal, la enfermedad les afea, no frecuentan los lugares de moda no sirven para la foto -esa birria de foto que nos hemos hecho para Europa: nos est¨¢n poniendo verdes- y encima se sientan en la acera de la Capital Cultural obstruyendo el tr¨¢fico (de la cultura, supongo).

Como los militares republicanos que no reciben lo que merecen porque tienen una mancha de lealtad en el expediente, han perdido tambi¨¦n su guerra.