Tejas, individualista y conservador
La tradici¨®n indica que ning¨²n dem¨®crata ha alcanzado la presidencia sin ganar el voto del opulento territorio
JOSE MIGUEL LARRAYA ENVIADO ESPECIAL Dallas, la ciudad que la televisi¨®n convirti¨® en el prototipo de la riqueza, la violencia y la ambici¨®n, vive tiempos dif¨ªciles para estar a la altura de su fama: la crisis econ¨®mica tambi¨¦n ha golpeado a una sociedad que gusta de presumir de ser la m¨¢s grande en todo y encamar el esp¨ªritu de frontera que tiene el Estado de Tejas. Un esp¨ªritu de colonos -individualista, populista y conservador- y con una profunda vinculaci¨®n a los Estados del Sur, que formaron la Confederaci¨®n en la Guerra de Secesi¨®n norteamericana. Tal vez s¨®lo de un Estado como ¨¦ste pod¨ªa surgir un pol¨ªtico como Ross Perot, un multimillonario de educaci¨®n y modales militares que ha sabido conectar Con amplios sectores de la poblaci¨®n con un lenguaje coloquial y directo invocando el orgullo herido por una econom¨ªa en recesi¨®n. Tejas ha sido en las ¨²ltimas elecciones presidenciales territorio republicano y la tradici¨®n indica que no ha habido ning¨²n dem¨®crata que haya llegado a la Casa Blanca sin, haber ganado en Tejas.
El centro de Dallas es como un oasis de cristal y acero en la inmensidad del suburbio. Un oasis que bulle durante el d¨ªa con el tr¨¢fico, las oficinas y el comercio, y que queda resplandeciente y desierto cuando cae la noche. Por las calles s¨®lo circulan entonces los vagabundos, que proliferan en todos los centros urbanos, y al visitante se le advierte rutinariamente que es peligroso pasear a esas horas por el centro. Tal vez los vagabundos y la delincuencia sean las dos lacras m¨¢s visibles de una crisis econ¨®mica que, por otra parte, no es tan aparente.Willie Smith, empleado de una empresa electr¨®nica que lleg¨® a Dallas hace siete a?os, ha sentido la crisis m¨¢s directamente. El valor de su casa, un chal¨¦ de cuatro habitaciones en un barrio de clase media en el norte de la ciudad, ha bajado pr¨¢cticamente a la mitad, al igual que el de la mayor¨ªa de los barrios de la ciudad.
La ca¨ªda del precio de la vivienda no significa que se vendan mas casas, pese a que el cr¨¦dito es barato para los niveles europeos. El descenso de la demanda ha parado la econom¨ªa y el empleo se resiente. Smith dice que le gustar¨ªa votar por Ross Perot pero teme que su voto se pierda. "Perot dice la verdad cuando echa la culpa del d¨¦ficit a los pol¨ªticos profesionales. Intenta hacer algo nuevo y es el ¨²nico capaz de enfrentarse con el d¨¦ficit que est¨¢ arruinando la econom¨ªa de este pa¨ªs", afirma.
El argumento de este empleado de 40 a?os -el de que el d¨¦ficit y la deuda son insoportables para EE UU- es f¨¢cil escucharlo cuando se entabla conversaci¨®n sobre la situaci¨®n pol¨ªtica. ?se es el principal logro de la campa?a de televisi¨®n -"pol¨ªtica electr¨®nica", la llaman sus seguidores-, que el multimillonario est¨¢ costeando con dinero de su propio bolsillo. Perot ha elegido, adem¨¢s, el estilo de televisi¨®n lo m¨¢s opuesto posible a los anuncios comerciales al uso. Largos discursos, nada de efectos especiales ni m¨²sicas emotivas, en un intento de transmitir credibilidad, serenidad, a su mensaje. Los infomerciales, tal es la palabra acu?ada para definirlos, est¨¢n teniendo un aut¨¦ntico ¨¦xito de audiencia. La fuerza de Perot es su discurso, que muchos norteamericanos blancos de clase media y clase media baja est¨¢n deseando o¨ªr porque toca su fibra nacionalista y populista, moderadamente anti-establishment, y que transmite voluntad de autoridad y orden. Su debilidad es que muchos creen que tiene pocas posibilidades de alcanzar la victoria, lo que perjudica el voto ¨²til.
Pero EE UU no es s¨®lo un gran suburbio de clase media, y Tejas es un buen ejemplo. Las minor¨ªas -aqu¨ª hispanos y afroamericanos, la nueva palabra que quiere sustituir a la de negros, considerada ahora racista-, suponen en Tejas un tercio de la poblaci¨®n, la mayor¨ªa empleada en los oficios m¨¢s modestos o desempleada y en un proceso de marginaci¨®n peligroso, sobre todo en los medios urbanos. Tejas tiene un largo historial de segregaci¨®n y racismo, con pr¨¢cticas como la de las primarias blancas, en las que s¨®lo pod¨ªan participar los ciudadanos blancos para elegir a los candidatos. ?sta fue impedida en 1944 por el Tribunal Supremo de EE UU.
Los hispanos, que aparecen en las estad¨ªsticas como diferentes a los blancos, se inclinan m¨¢s por los dem¨®cratas. As¨ª opina Enrique Salazar, 32 a?os, asistente social de origen mexicano, que considera que la mayor¨ªa de los hispanos tienen sus esperanzas puestas en Bill Clinton, candidato dem¨®crata.
El problema de muchos hispanos, o chicanos, o latinos, que de todo se les llama, opina Estrada, es su escasa voluntad, o su dificultad para integrarse en la gran corriente de la sociedad norteamericana, ese conglomerado de inmigrantes de todo el mundo que ha forjado una nacionalidad multifac¨¦tica, pero bastante coherente en cuanto a su identidad cultural. Uno de los ejemplos de esa dif¨ªcil integraci¨®n son los pobres resultados de los hispanos en el sistema escolar p¨²blico norteamericano. El ¨ªndice de fracaso escolar, m¨¢s alto que el de otras minor¨ªas, les coloca en una clara desventaja en el mercado de trabajo, donde compiten con la minor¨ªa negra, a la que triplican en n¨²mero en Tejas, por los puestos de trabajo. Por lo dem¨¢s, las relaciones entre estas dos minor¨ªas no son especialmente buenas, tal vez por esa misma competencia frente al mundo de los anglos o mayor¨ªa blanca de este Estado.
Pero no todos los hispanos viven en la marginaci¨®n ni votan dem¨®crata. Un caso es el de Ildefonso Jim¨¦nez, nacido en Madrid, y que a los 12 a?os emigr¨® con su familia a Dallas, donde regenta ahora un restaurante, Caf¨¦ Madrid, en uno de los suburbios de la ciudad. Ildefonso afirma que votar¨¢ por George Bush, que en su opini¨®n es un presidente excelente. "La econom¨ªa no va tan mal como dicen. Es una crisis internacional, producto del fin de la guerra fr¨ªa. No crea en los sondeos de opini¨®n, que dan ventaja a Clinton: al final ganar¨¢n los republicanos".
Jim¨¦nez detesta lo que Clinton representa: "Es un nuevo, Carter". Lo dice por Jimmy Carter, el ¨²ltimo presidente dem¨®crata, 1976-80, al que los republicanos ponen como ejemplo de liberal pusil¨¢nime y mal administrador. Ese clich¨¦, acu?ado en este ¨²ltimo tramo de campana, ha viajado como reguero de fuego animando a la desmoralizada tropa republicana, que ve¨ªa a dos semanas de las elecciones c¨®mo se ca¨ªa su candidato en los sondeos de opini¨®n.
Dallas, la ciudad de los financieros, los comerciantes, la industria del armamento, es conocida no s¨®lo por el serial que hizo de J. R. un h¨¦roe de nuestra ¨¦poca sino tambi¨¦n por ser el lugar donde fue asesinado el presidente John Kennedy.
La plaza de Dealey, el edificio del dep¨®sito de libros escolares de Tejas desde donde se afirma dispar¨® Lee Harvey Oswald, la calle Helm y la colina arbolada son lugares de peregrinaci¨®n para muchos norteamericanos. El pasado fin de semana se celebr¨® en un hotel de Dallas un seminario sobre el asesinato, en el que los cr¨ªticos de la versi¨®n oficial compartieron nuevas hip¨®tesis, datos y estudios sobre la emboscada que acab¨® con un presidente y cre¨® un mito. Casi treinta a?os despu¨¦s, la magia de los Kennedy sigue viva. Bill Clinton, cuya biograf¨ªa es la opuesta a la de John Kennedy, salvo en la afici¨®n a las mujeres, tiene el aura de los j¨®venes brillantes e innovadores, aunque su personalidad no tenga el magnetismo de la dinast¨ªa de Massachusetts.
El reformismo progresista de Bill Clinton, el populismo nacionalista de Ross Perot y el liberalismo conservador de George Bush se enfrentan en este Estado y en el resto de la Uni¨®n con el resultado todav¨ªa incierto. En Tejas va en cabeza Bush, seguido de cerca por Clinton y con Perot subiendo en los sondeos. La ¨²ltima semana promete ser decisiva en este Estado, cuyos votos electorales, los terceros en n¨²mero, pueden inclinar la balanza en caso de un final muy re?ido.
En la ciudad de Dallas los vagabundos y la delincuencia son las dos lacras mas visibles de la crisis econonuca
Una campa?a agresiva contra Clinton
La agresiva campa?a contra Bill Clinton que han montado los republicanos en la radio y en la televisi¨®n puede dar resultados, aunque todo el mundo dice detestar la "propaganda negativa". En Tejas, un Estado con tradici¨®n de maniobras electorales y golpes bajos, asiste a una de las campa?as m¨¢s sucias para un puesto importante en el Estado, el comisionado de Transportes, que controla toda la pol¨ªtica de transportes, tanto por carretera como por ferrocarril. Los anuncios de uno y otro candidato, uno de ellos una mujer, se suceden con las acusaciones m¨¢s graves -corrupci¨®n, mentiras- para el adversario. Como dec¨ªa una votante en televisi¨®n: "Despu¨¦s de ver todo eso, ?qui¨¦n vota?".Las encuestas y los registros de votantes indican, sin embargo, que se espera una gran participaci¨®n en el Estado, incluida la de las minor¨ªas, siempre menos decididas a votar dado su escepticismo frente al sistema. La situaci¨®n les preocupa lo bastante como para movilizarse.
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